Ana recibe su castigo en una calle oscura - Relatos Eróticos

Ana recibe su castigo en una calle oscura

Ana recibe su castigo en una calle oscuraDespués del último encuentro sexual en mi propia casa, Ricardo desapareció de nuestra vista por un par de semanas…Mi dulce Ana se había calmado bastante después de haber sido casi destrozada analmente en mi arranque de calentura y desde esa noche habíamos retomado nuestra vida sexual en forma bastante normal.Una mañana recibí un llamado de Ricardo mientras estaba en mi trabajo, para decirme que seguía cabreado por la conducta de mi esposa, pero que ya tenía planeado un buen escarmiento para ella. Me pasó una dirección en un barrio un poco alejado del nuestro, diciendo que esa misma noche debía llevar a Anita para que recibiera su castigo y que, por supuesto, podría quedarme a presenciar todo, ya que esa era mi fantasía.Le respondí que debía consultarlo con mi esposa, pero me cortó en seco:“Flaco, me vas a entregar a esa puta esta noche, sin discusión…”Colgué el tubo sin contestarle y enseguida llamé a Ana para contarle la propuesta. Por supuesto estaba encantada, siempre la idea de ser humillada y sometida la excitaba sobremanera y después de tantos días de silencio del mecánico, ya estaba dispuesta otra vez para ser maltratada por ese hijo de puta, de quien yo no podía terminar de comprender la terrible atracción morbosa que ejercía sobre nosotros.Regresé temprano a casa, encontrándome con una agradable sorpresa: Ana me estaba esperando en el living vestida solamente con unos minúsculos pañuelos de tul color negro transparente que ...

... dejaban adivinar sus esculturales curvas y unos zapatos de taco aguja que realzaban sus increíbles piernas. Era una visión realmente espectacular.“Podrías aprovechar ahora, porque esta noche me van a arruinar…”Esta vez ni siquiera llegamos a nuestra habitación. Me fui sacando la ropa a tirones mientras la perseguía por la escalera, pero antes de llegar arriba la alcancé y comencé a arrancarle las pequeñas piezas de tela de su cuerpo con mis dientes, al tiempo que ocupaba mis manos para terminar de desvestirme.Sus labios vaginales ya estaban bien lubricados, así que la penetré en una sola embestida que casi me hizo acabar antes de llegar al fondo de su cálida y humedecida concha. Comencé a bombearla salvajemente, disfrutando de sus gritos y jadeos bajo el peso de mi cuerpo.Ana me regaló tres increíbles orgasmos antes de que yo mismo acabara.Nos quedamos allí en la escalera recuperando el aliento y luego Anita me tomó de la mano y me llevó al dormitorio, ubicándose boca abajo en la cama, ronroneando felinamente mientras me pedía que le hiciera la cola. Mi verga se levantó automáticamente, lista para cumplir semejante solicitud. Ana me la lubricó con un gel especial y ella también untó la entrada de su estrecho ano, porque además facilitaba la dilatación.Muy despacio la fui sodomizando, sintiendo mi verga que se deslizaba bien apretada dentro de su hermoso culo, era algo glorioso.Esta vez le hice la cola muy suavemente y con mucha delicadeza, disfrutando cada movimiento y los ...