1. A mi sobrina le encanta cabalgar la reata


    Fecha: 20/07/2020, Categorías: Masturbación Voyerismo Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    ... entrada) paseó su pedazo de carne por toda la línea formada por la hendidura que separaba las nalgas de mi sobrina, hasta su delicada raja. De arriba abajo y de abajo a arriba resbaló aquel instrumento. Después dio pequeños y pícaros golpecitos con la punta de su recto miembro sobre la vagina de mi sobrina.Mi sobrina, harta de esos preliminares, con voz imperativa le exigió:—¡Ya, dale! ¡Métemelo rápido, que va a llegar mi abuela!El cabrón chico, en respuesta a la exigencia, le dejó ir de un solo empujón toda su hombría sin delicadeza, haciéndosela sentir hasta el mero fondo. En la cara de Yesenia pudo notarse una expresión que reflejaba su sentir, al tragarse de un solo bocado tremenda mandarria (ya decía yo que aquel carnudo bastón era demasiado para una plebita como ella).El muchacho, así como la metió, la sacó enterita y la volvió a meter.Pese a todo, después de la primera ensartada, a mi sobrinita no pareció hacerle mella las siguientes metidas, pues se supo tragar (vaginalmente) aquella tremenda longaniza masculina.Aquel oscuro báculo de carne se hundió unas cuantas veces más de igual manera; de un solo empellón entraba tremenda mandarria (no cabe duda, aquel chico sí que supo desquitar dicha apuesta con aquella verga de burro que se cargaba).En cada arremetida la cabeza de Yesenia corría el riesgo de estrellarse con la cabecera de la cama (tan fuerte eran los empellones).—Bueno, ya estuvo bien. —por fin exclamó mi sobrina cuando se contaron las veinte ensartadas.Las ...
    ... metidas estaban contadas y, acabado el número determinado, Yesenia ya se disponía a ajustarse el pantalón de nuevo.El chico, sin embargo, le chilló pidiéndole seguir hasta que él pudiera terminar, pero ella se negó.Pidió entonces que, por lo menos, le dejara chupar el culo que, según él, en la escuela todo mundo sabía que aquello le gustaba. Tras unos ruegos insistentes ella accedió.—Bueno, está bien pero date prisa que ya mero llega mi abuela.Se volvió a arremangar el pantalón hasta las rodillas y se puso en cuatro.El chico, tras colocarse atrás de ese hermoso culito y hacer a un lado el hilillo de la tanga, lamió el pequeño orificio del escape cloacal de mi sobrina.La niña hizo muecas chistosas tras aquella intrusión lingual; especialmente cuando él plegó su lengua en taquito y así la introdujo tanto como pudo. Era obvio que le gustaba y que, incluso, encendía sus fuegos uterinos (eso me pareció por el cambio en su tono de voz).—¡Qué rico... ay, siento que me voy a cagar! ¡Ay ay ay... párale, párale o te juro que sí se me escapa un p**o!—expresó ella con cara de que lo decía enserio.El chico dejó de darle lengua pero, como ya la había calentado, no tuvo problema para seguir introduciéndose en su ano sin negativa alguna, esta vez, con uno de sus dedos previamente lubricado con su saliva.—¡Qué rico culo tienes! Está bien apretadito —le dijo el moreno muchacho, casi al mismo tiempo que sonó un:Pufff... indicando un ligero escape de gas intestinal por parte de mi sobrina—. Seguro ...