Rosy de nuevo con mi yerno
Fecha: 06/10/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Un día andaba necesitada de verga, entonces pase por la oficina de un conocido, tuve que esperar porque estaba ocupado con su secretaria, cuando pude pasar a la oficina le dije que lo andaba buscando para que me metiera su hermosa verga y me dijo que no podía porque ya se había cogido dos veces a la secretaria y no daba más, estaba cansado, tuve que regresarme a mi casa con todas las ganas de sentir una verga dentro de mi vagina. Lo que vi en mi casa me puso más caliente y con mi vagina bien mojada. La excitación sexual había llevado a mi hija y a su novio situaciones insospechadas y por demás riesgosas. Aquel día aprovecharon que ella estaba sola en la casa para darse por fin un atracón de carne, ya en la sala con las bocas pegadas las manos buscaban ansiosas lo que ambos deseaban, ella le frotaba la verga con tal furia que parecía querer arrancarla, mientras que sus manos le habían bajado ya las pantaletas y hurgaban en el sexo ardiente y pegajoso de la chiquilla que a sus 17 años ya le andaba por estrenar su pepita, que se tragaba dos y tres dedos cuando se fajaban en el corredor de la casa en las noches de visitas. A los pocos minutos la calentura los condujo a lo inevitable. Ahí mismo, empinada sobre un sillón le sepultó, desde atrás, la verga en la panocha antreabierta, nunca supe si ella era virgen hasta entonces, pero cuando me di cuenta todo el tronco resbalaba una y otra vez en ese pasadizo ardiente de su pepa, ella gemía, el arremetía con furia, ella se vino entre ...
... gritos, el aceleró la cogida, bien agarrado a sus nalgas perfectas, que brincaban con cada metida. Decidí dejarlos gozar, pero recordé que ya había probado esa verga, así que me metí en la idea que tenía que ser de nuevo mía. Al siguiente día para mi buena suerte él fue a casa a buscarla, pero no estaba, lo cual aproveché para darme gusto. Doña Rosy no se encuentra su hija, le dije no papacito, pero mejor así, tengo ganas de cogerte. Ni siquiera me contestó, solita yo me paré de la silla y apoyándome de espaldas en la mesa de la cocina le ofrecí mis nalgas. Sus manos acariciaron la carne abundante de mis nalgas levantándome al mismo tiempo el holgado vestido, ya con el vestido enrollado en la cintura me bajó la tanga hilo dental , me sentí temblar de placer anticipado, paré más el culo, casi pegando la cara sobre la mesa. Su verga parada se deslizó lentamente entre la raja de mis nalgas buscando la entrada de mi vagina por atrás. Sus dedos exploraron mi vagina y los gordos labios de la vulva embarraron sus dedos de jugos vaginales, ahí colocó la punta, yo la sentí: "huy, ya, ya espera, la siento, tienes la cabeza de la verga muy grande, espera, déjala ahí, así, aprieta, ya, ya, ay me duele, ya entró, la siento, me abres mucho, más que mi marido, otro poquito, hummm, si, ya, ya, espera, ¿falta mucho?, humm, más, un poco más, hummm, me llenas toda, me abres, hummm, más, más, un poco más papito, ¡que vergota!, más, más, huy, ¡toda!, si toda, la quiero toda. ". Para entonces ya ...