Paloma y sus sueños
Fecha: 28/07/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... masturbaba con demasiada frecuencia, lo consideraba sucio por lo cual en tiempos de necesidad me veía acosada por fantasías y sobre todo al principio por sueños eróticos. Aunque hasta ese momento ninguno tan perturbardor como aquel. Esa tarde mi novio había estado tratando de sacarme de casa y llevarme por ahí, en realidad lo que quería era mi virginidad. Las anteriores semanas habíamos intentado hacerlo sin éxito debido a mis nervios. Yo me negué a ir con él, pero esa noche al acostarme le echaba de menos, sobretodo a sus manos. Me dormí y soñé ...
No sé de dónde saqué todos los ingredientes de aquel sueño ni lo que añadí después con el tiempo al rememorarlo más de una vez, pero mis recuerdos hoy por hoy, son tal cual los explico aquí ...
Estaba atada desnuda en una piedra con forma rectangular, los grilletes mantenían mis piernas abiertas y los brazos en alto. La estancia era oscura, una especie de iglesia, yo trataba de soltarme excitada y allí aparecía él. El diablo, con su forma de macho cabrio, rojo y enorme. Muchas veces tenía pesadillas donde aparecía el diablo pero esta fue quizás la que dio un punto de inflexión y me condujo a la perdida de algunas convicciones con respecto al sexo. Él se acercaba a mí poco a poco y de alguna manera sabía ...
... lo que me esperaba. Recuerdo que veía su pene enorme, lleno de venas, tal y como había visto aquel primer pene de mi novio pero exagerado y muy rojo, con la cabeza enorme y apuntando hacía arriba. Él se acercaba y sin ningún tipo de preámbulo me ensartaba de un golpe, yo gritaba pero él me follaba y me follaba y me follaba; mientras yo dormida sentía la más terrible excitación que había sentido en mi vida hasta aquel momento. Creo que al despertar había tenido algún orgasmo, cosa que no tengo muy clara por no haber descubierto por aquel entonces lo que era un buen orgasmo. Estaba sudada y con las bragas en su parte baja completamente empapadas. Durante días y por mis creencias católicas tuve pensamientos fatídicos y un gran sentimiento de culpabilidad, aunque no dejaba de recordar cómo aquella bestia me había ensartado una y otra vez, sin yo poder hacer nada. Al fin aquella escena largamente soñada donde no deseaba que llegase el héroe a rescatar a la chica había ocurrido, y mi vida sexual tomó otros caminos. Tiempo después perdí la virginidad de manera bastante atropellada y no muy excitante; pero lo más interesante fue cuando descubrí unos cómics algo sádicos que mi primo guardaba con el resto de sus revistas porno, pero eso lo contaré en otra ocasión ...