Cita con Juan e Isabel
Fecha: 07/08/2020,
Categorías:
Intercambios
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Me llamo Fran y tengo 45 años, Esther mi mujer tiene 43. A ambos nos gusta disfrutar del sexo, y al poco de casarnos ya nos planteábamos realizar un intercambio. Compartir nuestro deseo sexual con otra pareja, sin ponernos limite. Esta es la historia de nuestro encuentro con Juan e Isa a los que conocimos por internet. Espero les guste.
Esther y yo fuimos los primeros en llegar a la mansión donde habíamos sido citados por Juan e Isa. Estaba situada en pleno campo a una decena de kilómetros del pueblo más próximo. Habíamos buscado un lugar tranquilo donde poder disfrutar haciendo realidad nuestras más deseadas fantasías, practicar sexo sin límites con otra pareja. Para acceder a la mansión había que traspasar una verja la cual se abría por control remoto.
Dejamos el coche en la zona de aparcamiento y nos dirigimos a la casa donde esperamos a nuestros anfitriones hasta que llegaron. Isabel tenia melena a los hombros y unos ojos azules que enamoraban su cuerpo esbelto la hacia deseable. Juan era bastante alto y de complexión fuerte, llevaban quince años casados y tenias dos hijos chico y chica de 12 años. Los cuatro nos habíamos visto por chat, pero en persona tanto Esther como yo coincidimos en que ambos ganaban físicamente. Tras saludarnos y tomar una copa en el salón cada pareja pasó a su habitación para prepararse. Tal y como habíamos planeado al confirmar el encuentro, disponíamos de dos horas para relajarnos y prepararnos para lo que nos esperaba. Habíamos decidido ...
... no poner ílímite alguno a aquel encuentro, no usaríamos ningún tipo de protección y estábamos comprometidos a realizar cualquier depravación que surgiera.
La bañera jacuzzi climatizada a punto de un relajante baño, y sendos albornoces de seda blancos sobre la cama, junto a dos tangas del mismo color, y un liguero con sus medias, también blanco, estaban a nuestra disposición. Nos desnudamos y nos introducimos en el jacuzzi, mientras nos bañábamos y entre caricias, Esther me confesó su excitación y su nerviosismo ante nuestro encuentro con la otra pareja, le preocupaba no estar a la altura. Le pedí que se calmara, mientras trataba de relajarla acariciando su clítoris. Finalmente inició una serie de jadeos, mezclados con gemidos, que delataban su placer. Dejé que se corriera y la abracé hasta quedar adormilada en mis brazos. Tras el relajante baño, la ayude a ponerse las medias y el liguero. Me coloqué el tanga y cubrí mi cuerpo con el albornoz de seda, luego Esther hizo lo mismo y ambos nos dirigimos al salón donde nos esperaba la otra pareja. Antes de salir de la habitación nos besamos, y reafirmamos nuestro compromiso de que no habría marcha atrás.
Isa y Juan estaban sentados en el sofá tomando una copa. Llevaban puesto un albornoz como el nuestro pero de color azul. Al vernos entrar Juan nos saludó y de inmediato despojó a Isa del albornoz, mostrándonos su cuerpo cubierto tan solo por el tanga azul y el liguero. Las manos de Juan acariciaban la cintura desnuda de su ...