1. k) Ante algo nuevo


    Fecha: 12/08/2020, Categorías: Incesto Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    Continuación de: Proposición de Davy Davy no se anduvo con rodeos, debía sentirse necesitado de sexo después de tantos días sin tenerlo, y con más agilidad que la vez anterior se tumbo en la cama y se las ingenió para quitarse la ropa, deslizando la camisa por la cabeza, llegándose a sentar en la cama y con la ayuda de la cadera y los pies quitarse el pantalón flojo que llevaba, mientras yo hacía lo mismo sin dejar de observarlo con la verga ya templada sin estar dura del todo. Me tendí a su lado y se dio la vuelta para mirarme de costado, notaba mi asombro y eso le hacía sonreír irónico, entonces pasó el brazo por mi cintura y me acercó pegándome a su piel. -No me creías cuando te lo decía, pero tú has sido la mejor medicina, tengo ganas de vivir y de disfrutarte ojos de cielo. -me plantó un beso en la boca como nunca lo había hecho, lleno de extraña dulzura y agradecimiento. No era su novio, había quedado claro que como máximo sería su amante en la cama y colaborador en el trabajo, pero me sentía muy a gusto a su lado, tampoco yo lo amaba como hacía con Óliver, o antes lo creí estar de J.C, resultaban hombres distintos para mí y por distintos motivos necesitaba de los tres. Cuando se cansó de besarme colocó la mano en mi cabeza empujando y sentía palpitar su polla aplastando la mía. Baje besándole y lamiendo desde la nuez del cuello pasando por el pecho y abdomen hasta sentir el olor de su sexo llamándome. Para hacerlo más cómodo le ayudé a colocarse de espaldas, y le ...
    ... abrí las piernas para tener acceso fácil a todo el tesoro sexual escondido entre ellas, tenía la verga totalmente erecta y dura, la más larga que visto en mi vida y ya he tenido muchas en la boca y en el culo para comparar. Me dediqué a masturbarla y comía uno a uno sus cargados testículos, rotundos, redondos, deliciosos, observando como subían y bajaban dentro de la bolsa cada vez que se contraía al rozarle el glande con la mano. Me lamí los dedos y acaricié el escondido ano, Davy emitió un ronco gruñido. -¿Quieres que te coma el culito? ¿Te atreves a subir las piernas? -mientras le preguntaba empujaba el dedo sin meterlo y sin responder las encogió. Con mi ayuda las subió y luego se las sujetaba contra el pecho dejándome el ano descubierto y a mi disposición. El olor me gustaba, una mezcla a sudor y a la lavanda del jabón de tocador. Aplasté la boca en la entrada besando y lamiendo mientras Davy gemía, como yo le sostenía las piernas con el brazo izquierdo, llevo las manos a sus nalgas para abrirse más el culo deseando que pudiera traspasarlo con la lengua. No aguantó mucho cuando ya me pedía que le dejara o se correría, lo dejé de chupar y hubiera continuado, me gustaba como mordía mi lengua con el anillo del ano y sabía delicioso en mi boca. Le solté las piernas con cuidado para que las colocara derechas y sujeté el falo pringoso de jugos que expulsaba para lamerle el glande, y no me dejó. -No, quiero meterla en tu culo, móntate. -¿No quieres probar otra postura diferente? ...
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