Yo Sóla
Fecha: 08/10/2017,
Categorías:
Masturbación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Era un jueves por la mañana. Me senté delante del ordenador dispuesta a seguir escribiendo el libro que le habia prometido a mi editor hacía tres meses escasos. Debía tenerlo terminado dentro de otros tres meses, y mi ritmo, más o menos diario, hacía que el libro estuviera ya cerca del final.
Todavia no tenía pensado el título. No sabia si llamarlo 'La corte del Rey Arturo' o 'El Conde y su Sequito'. El caso es que estaba dispuesta a terminarlo cuanto antes, y así cobrar una pequeña prima que tenía por rapidez. Estaba segura de que el calentorro de mi editor le pondria un título acorde con el contenido de mi novela.
A media mañana, el hambre me levantó de mi asiento, dirigiendome a la cocina. Cogí una manzana y empezé a comermela pensando en lo que escribía. Tenía en la mente la imagen de mi apuesto protagonista, tumbado sobre la espalda de una doncella cortesana de su castillo, follandola lentamente por su estrecho culito. Venía con precisión increible, como hacia fuerza con sus riñones hacia abajo, proporcionando a la joven una penetración larga y poderosa. Y aquella imagen empezaba a proporcionarme una pequeña excitación. Normalmente no solía excitarme con lo que escribía, o por lo menos con lo que escribía normalmente. Me dirigí delante del ordenador, y retrocediendo hacia atras, pude ver que habia escrito doce páginas. Aquello me llenó de orgullo, pues era más de lo que solia escribir a diario. Quizá por eso ahora estaba más excitada de lo normal.
Me senté ...
... delante del teclado, dejé la manzana y me quedé pensativa mirando la pantalla. Miré las letras detenidamente, y leí despacio lo que habia escrito.
En cuanto leí cinco parrafos, noté que mi sexo empezaba a humedecerse, sabía que si seguía leyendo, pronto no me quedaría otro remedio que masturbarme.
Y seguí leyendo ... 'la joven cortesana seguía su trabajo con la polla del Conde. La chupaba desde la base, la apretaba, y continuaba ascenciendo hasta llegar a la punta, en la cual se recreaba en el enorme y colorado glande que coronaba aquella polla. Mientras, el Archiduque, estaba gozando de su caliente y dulce coñito.' ...
Ahora si que estaba excitaba. Sabía que mis braguitas estarían algo manchadas tras leer lo que habia escrito. Me recliné hacia atras y desabroché el botón de los vaqueros. Introduje mi mano derecha lentamente. Primero pasé por mi vulva, perfectamente depilada, y continué hundiendola hasta llegar a la apertura de mi sexo. Pasé los dedos y noté la humedad. Introduje ligeramente las yemas de mis dedos y los pringué de mis jugos. Saqué la mano y los olí. Olian a sexo. Froté los dedos hasta hacer que la humedad desapareciese e introduje de nuevo la mano en los pantalones.
Ahora metí los dedos más hacia dentro, y me recreé en la sensación de mis jugos en mis dedos. Intenté meter la otra mano pero no podia. Me desnudé.
Ahora podía admirar a la perfección mi cuerpo desnudo, pero me concentré en mi vulva. Llevé ambas manos a mi coño, y flaqueando a mi ...