El esposo de mi compañera de oficina
Fecha: 16/08/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: viajera, Fuente: CuentoRelatos
Llegó esta nueva chica a la oficina donde trabajo, (voy a cambiar los nombres para evitar problemas), digámosle Ana, quien me pareció agradable, nos tocaba compartir la misma oficina, ya que son dobles, y en varias ocasiones salíamos a tomarnos el café de la tarde juntas, ella siempre me hablaba de su esposo, de cómo le gustaba en la cama y lo que a ella no le gustaba hacer que a él sí, y yo, que no soy casada, le hablaba de mis aventuras y que me gustaba a mí de los tipos y que no.
Un día su esposo llegó a buscarla, era un tipo medio alto, bien parecido, y me pareció también bastante agradable, pero hubo química desde que nos vimos, un par de miradas bastante seductoras y ahí quedamos los dos, medio coqueteándonos.
Él se ofreció en llevarme a mi casa, ya que vivía de camino a la suya, Ana le había comentado de mí, a lo que accedí, en el camino me las ingenié para obtener su número, y que él obtuviera el mío, estaba decidida a que se diera un encuentro sexual entre nosotros, a este personaje lo llamaremos Luis.
Cuando llegué a mi casa, me metí a bañar y a darme una masturbada pensando en Luis, fue divina, tan solo pensar en él me ponía súper caliente, mi clítoris estaba hinchadito y mi piel erizada, tuve un orgasmo riquísimo.
Al salir de la ducha, así desnuda tomé mi celular y le iba a escribir, pero ya tenía un mensaje suyo, en el que me decía: "Que bueno que Ana es muy pendeja y no se da cuenta, pero noté como me mirabas y te acomodabas la ropa para que se te ...
... notara todo lo que tienes, yo también soy un descarado y te miré muchísimo, si no te molesta, aquí te va algo que quiero que veas". Me envió una fotografía de su pene erecto como mástil, era grande, sus venas estaban todas hinchadas y se veía demasiado rico.
Le respondí: "Bueno, si es tan pendeja ¿por qué no vienes a comerme, aquí estoy solita, no vivo con nadie?, Y sí, soy muy descarada, y me encanta serlo, te muestro algo a ti también" Y le envié un par de fotos de mi cuerpo desnudo. Su respuesta fue: "Le voy a decir a la pendeja esta que debo salir, espérame como en media hora".
Al cabo de poco menos media hora llegó, yo estaba aún desnuda, Luis entró y nos saludamos con un beso inmenso y un abrazo muy apretado, pude notar su erección, me quedé ahí besándolo un rato y restregándome divinamente en su pantalón.
Sin mucho protocolo, se quitó la ropa y empezó a masturbarse en el sofá, yo empecé a hacer lo mismo, pero de rodillas frente a él, así que me lo metió en la boca, aquel pedazo de carne inmenso estaba tan duro que parecía un hierro forrado por seda, que cosa más rica, lo disfruté mucho, entre lamer y chupar, fue muy rico. Algo que me había dicho Ana que no le gustaba hacerle a su marido era darle chuparle y lamerle las bolas, tenía los testículos grandes y lampiños, tomé uno por uno y lo chupe mientras lo masturbaba, los lamí muchísimo rato, también se sentía excelente. Su cara de satisfacción era buenísima, sus jalones de cabello me tenían vuelta loca y me ...