Sentada en la barra del hotel - Relatos Eróticos

Sentada en la barra del hotel

... poco incómodo para mi boca. Luego de cogerme la garganta por unos diez minutos, por fin se salió de mi boca.Me miró a los ojos y enseguida entendí lo que él quería.En un par de segundos, mi tanga empapada estaba fuera de mi cuerpo; él sonrió al ver ese pequeño trozo de tela tan mojado.Pronto la cabeza de esa gruesa verga estaba sumergiéndose en mi humedad. Al principio solamente jugueteó a la entrada de mis labios vaginales; haciéndome desear.Finalmente no aguanté más su juego y le supliqué que me cogiera.Entonces empujó esa gruesa punta dentro de mi concha; haciéndome gritar de sorpresa. Sonrió al comprobar mi estrechez.Muy despacio y con bastante trabajo, logró por fin meter su pija entera en mi hambrienta vagina.Comenzó a bombearme con suavidad. Lo sentí retirase hasta dejar solo la punta dentro de mi cuerpo y enseguida empujó duro otra vez hasta el fondo. Aullé y acabé antes de terminar ese aullido.Entonces él sonrió y continuó cogiéndome a su propio ritmo, bombeándome la concha con largos, profundos e imposibles embates a fondo. El tipo realmente me cogió muy bien y duro…Perdí la cuenta de los rápidos orgasmos que ...

... tuve mientras se hombre tan viril me cogía. Comenzó a bombearme con más dureza y me preguntó qué era lo que yo quería.Entre gemidos y lágrimas, alcancé a susurrar que me encantaba su verga y que necesitaba ser cogida hasta desmayarme de placer.Le dije que me acabara adentro; le dije lo que él quería escuchar…Me exigió que se lo dijera en voz alta y terminé gritando como loca por más pija. De pronto, un doloroso embate final a fondo me anunció su urgencia por acabar dentro de mi concha.Y así fue; sentí que su verga se vaciaba en el fondo de mi vientre y eso me provocó un último orgasmo entre aullidos y lágrimas…Apenas ese hombre se salió de mi cuerpo, sonó mi celular.Me senté en la cama y comencé a acariciar esa hermosa verga para ponerla dura; mientras conversaba con mi adorado esposo.Todavía no me sentía satisfecha, a pesar de semejante cogida…Víctor y yo conversamos por unos minutos, mientras me ponía de pie para terminar la comunicación.Con mis ojos hipnotizados sobre la verga erecta de mi amante y, sintiendo su semen que se deslizaba por mis muslos hasta el suelo; me despedí de mi adorado esposo y le dije que lo amaba…