1. NUESTRO ENCUENTRO II


    Fecha: 22/08/2020, Categorías: Incesto Autor: XCITANTDLC, Fuente: SexoSinTabues

    Recuerdo que era 15 de septiembre, la noche mexicana donde las cosas de la vida son tan cambiantes, estaba saliendo con un chico muy agradable el cual me había invitado ir a dar el grito al zócalo, todo iba también hasta que tuve un pleito con él, sus celos lo ponían mal, creí en tanta belleza que no podía ser cierta toda la magia se había rompido. Me sentí destrozada y mi mundo se vino abajo, así que triste y con la moral destrozada llegue a casa y para mi sorpresa ahí estaba mi hermano mayor, y que por lo visto tenían una fiestecita; estaban tomando mi primo Andrés, su esposa y el. El ambiente estaba muy bueno, cuando me vieron entrar notaron rápidamente mi tristeza y me invitaron a tomar, diciendo que por lo menos con eso se me olvidarían las penas. Y así lo hice. Durante todo ese tiempo, note algo extraño en la mirada de mi hermano. Yo estaba vestida con unos jeans y una camisa blanca, nada fuera de lo normal, pero notaba con insistencia su mirada y cuando volteaba para tomarlo in fraganti él se hacia el desentendido. Al cabo de un rato me empecé a sentir bastante tomada, optando mejor por irme a acostar. Estaba aún vestida cuando escuche a mi hermano despedir a mi primo y esposa y nuevamente entrar a la casa Llegó directamente a mi habitación para preguntarme ¿Cómo te sientes? Más le respondí Medio mareada, ¿ya se fueron? Ya, Oyes, ¿sabes qué?, yo también me siento muy mareado. Me voy a quedar, no quiero manejar en este estado. Él se acostó a mi lado y empezamos a ...
    ... platicar. Valery, me dijo, ahorita que llegaste y al verte así, tan triste me hiciste pensar y reflexionar en muchas cosas. Realmente no me gusta verte así, eres tan, tan fuerte, tan dueña de ti misma, que me duele por lo que estás pasando; termino diciendo. Empecé a hacer memoria y no podía recordar ninguna ocasión en la cual nos hubiéramos puesto a platicar de un sin fin de cosas, tan tranquilos, tan amenos; pero por alguna razón esta situación me agradaba. Lo que me decía y de la forma como me lo decía, aunado a los tragos que traía en la cabeza, empecé a sentir, sin querer, mariposas en el estómago. Me deje llevar únicamente por mi instinto y por mis hormonas, que para esas alturas estaban cargadas completamente por ese pensamiento morboso y excitante de tener a un hombre tan cerca, en mi casa, a la mitad de la noche, en mi propia cama, solitos, con algunos tragos en la cabeza y sin importar realmente y en absoluto que fuera mi propio hermano. La habitación se empezó a llenar de sexo, empecé a tener una necesidad interna por sentir sus manos encima de todo mi cuerpo, de sentirlo más cerca de lo que ya lo tenía. Mi raja ya se había empezado a mojar, signo inequívoco de la calentura que sentía. No fue necesario decirle más, nos quedamos viendo por unos segundos y de repente, como algo ensayado muchas veces, nuestras bocas se juntaron y nos empezamos a besar, disfrutando los dos de esa calentura tan intensa y prohibida que traíamos por dentro y de la cual no encontrábamos la forma ...
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