1. Laztana... "padre e hija"


    Fecha: 09/10/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: NenaJoven, Fuente: SexoSinTabues

    ... Aunque es tarde y la noche ya ha caído accedes a salir a conocer el pueblo que es precioso. Hechas bien de leña al fuego para que siga allí cuando regresemos y salimos de la casa abrazados. Evitamos la recepción ya veremos su cara por la mañana en el desayuno. Avanzamos en la oscuridad, y tu mano desciende juguetona por mi espalda y se agarra a mi culito. El pueblo es precioso incluso de noche. Cruzamos un viejo puente romano que atraviesa el rio y nos sacamos un montón de fotos, aunque casi siempre tú me las sacas a mí. Paseamos un largo rato hasta que el frio nos hace entrar en un tentador café "¿Tu qué quieres hija?" me preguntas segundos antes de besarme y solicitarle al atónito camarero un par de capuchinos. Volvemos a la casita bajo la promesa de disfrutar durante el día de los espectaculares paisajes y actividades de la zona que piensas redescubrir conmigo. Hace frio en la calle, pero dentro de la casita el calor es confortable gracias a la chimenea. Nos quitamos los abrigos y nos sentamos en los butacones juntos, disfrutando del crepitar del fuego y de nuestra mutua compañía. No puedes evitar acariciar mi “preciosa” cara retirando hacia atrás un mechón de mi cabello y besarme con todo tu amor. "Te gusta tentar a nuestra suerte papi" hago énfasis en la palabra, nos estamos arriesgando con ese jueguito, pero tu beso me hace olvidar cualquier cosa, un beso dulce tierno, lleno de amor esa ...
    ... sonrisa tonta que se me escapa y no puedo evitar que surja cada que te veo fijamente a los ojos. Busco tu calor, al pie de la chimenea me cuelo entre tus piernas y mis brazos se apoyan en tu pecho, mi respiración es lenta acaricias mi cabello y mi rostro se hunde en tu aroma, en ti, quisiera estar así siempre antes de darme cuenta me quedo dormida Te quedas mirando el fuego y su hipnótica danza al tiempo que apoyo mis brazos y mi cabeza sobre tu pecho. Con un brazo me aprietas contra ti, mientras que con el otro acaricias mi suave cabello. Acaricias mi carita muy suavemente con la yema de tus dedos, deslizándolos por mis mejillas con suavidad. Poco después, mi respiración delata que me he quedado dormida. Continúas acariciando mi cabello, inspirando mi aroma mirando mi “preciosa carita de ángel” embelesado. Las lágrimas acuden a tus ojos, lágrimas de felicidad, lagrimas que desean detener el tiempo y permanecer así para siempre, abrazados, entrelazados, sin que exista nada más que tú y yo y dejas pasar largos minutos hasta que decides levantarme entre tus brazos y llevarme con sumo cuidado hasta la cama. Me colocas despacito sobre la cama de lado como me gusta y me cubres con la manta, después te metes perfectamente acoplado detrás de mí y me abrazas con suavidad. Mis manos atrapan las tuyas y las llevan a mi pecho. Cierras los ojos respirando mi aroma y el sueño no tarda en atraparte en sus redes. 
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