1. Una ciega chancha y putita (Segunda parte)


    Fecha: 27/08/2020, Categorías: Infidelidad Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... Beti, que cada día parecía más avejentada.
    
    Al tiempito se me ocurrió tenerla en mi casa.
    
    Ni siquiera me importaba que mi novia me encuentre cogiendo con esa cieguita que me trastornaba a límites que nunca le hubiese permitido a ninguna mujer.
    
    Pagué tres horas, porque mi casa estaba lejos de allí.
    
    Por suerte logré que la Beti confíe en mí. Aunque nada es casualidad en esta vida. Mi viejo es el que les vende todo tipo de alcohol y cigarrillos hace años. Lo supe por él mismo en una conversación que tuvimos medio al pasar.
    
    La cosa es que apenas llegamos a mi casa la dejé en bombachita, la senté en una silla y me puse a hervir unas salchichas. Ella quería comer unos panchitos.
    
    Le di un vaso de coca, le serví unas papitas y, mientras ella comía ansiosa yo le besaba todo el cuerpo, deteniéndome en sus pezones erectos y generándole algunos gemidos, en especial cuando se los mordía.
    
    Ni bien las salchichas estuvieron al fin, las puse en un recipiente y las llevé a la mesa.
    
    Le abrí las piernas, tomé una salchicha, le pedí que la sople para que no estuviese tan caliente, y se la pasé por la vulva por entre los lados de su bombacha.
    
    Se re mojaba la pibita!
    
    Después repetí lo mismo con otra salchicha, pero esta vez se la introduje en la vagina para moverla y luego sacarla y dársela en la boca.
    
    Así lo hice con otras cuatro salchichas, hasta que mi sed guerrera de macho al palo no pudo contenerse más.
    
    La alcé en mis brazos y la recosté en sobre la ...
    ... mesa.
    
    Me quedé en calzoncillos tan rápido como pude, le lamí los pies, que esta vez estaban sedosos y con las uñas cortitas, y, en cuanto murmuró:
    
    ¡me tenés re loquita guacho, cógeme ahora!
    
    Le puse la verga entre sus piesitos y le pedí que me pajee con ellos.
    
    Era un poco torpe en esa tarea, ya que nunca lo había hecho. Pero mi pene crecía con ese tacto particular, con el sudor que destilaba de sus plantas, con el aroma de su conchita cuando sus dedos entraban y salían bajo mis instrucciones, y con los soniditos de su boca comiéndose las últimas salchichas que quedaban, luego de untarlas en sus jugos libidinosos.
    
    Fui hasta su carita para que me escupa la pija y los huevos, y retorné a sus pies para regárselos con mi semen ni bien ellos me presionaron la pija con pasión, y ella se abrazaba a un orgasmo tremendo con sus dedos en el clítoris.
    
    Además yo le había metido la bombachita adentro de la concha, y eso la encendió aún más.
    
    Esa tarde llamé a la que todavía era mi novia al celular, mientras la cieguita me hacía un pete sentadita en el inodoro de mi baño.
    
    Hablamos de puras boludeces por espacio de 3 minutos, y la tipa no sospechó nada.
    
    Entretanto Ayelén hizo pis, se pasó mi verga por las tetas, me la re babeó, me lamió las bolas, se la metía toda en la boca y reprimía todo tipo de arcada, gemidito o suspiros sexuales.
    
    A la semana siguiente volví a sus brazos, y esta vez fuimos de noche a una plazoleta desierta, en la que por lo general se juntan algunos ...