1. Acampada sexual


    Fecha: 05/09/2020, Categorías: Lesbianas Autor: noeliamarrana, Fuente: CuentoRelatos

    ... boca, uno incluso hizo la señal de la cruz. Los señores hicieron que me recostara sobre mi suegro, lentamente para que su verga dentro de mí no me dañara. Quedé con mi espalda contra su velludo pecho, ahora ambos mirábamos el imponente cielo celeste, aunque yo veía borroso debido a mis lágrimas.
    
    —Caramelito, ¿estás bien? —preguntó, besándome el lóbulo. Empezó a masajearme las tetas, jugando con mis piercings.
    
    —Perdón por orinarme toda, señor… soy una puerquita… pero me… encanta tenerlo adentro… le puedo sentir todo… cómo palpita adentro de mi cola… Uf, me quiero quedar así para siempre… —mentí. Realmente quería desmayarme, pero por nada del mundo dejaría ir esa verga hasta exprimirle todo.
    
    —¿Te excita que te vean, caramelito? ¿Te excita que mis amigos y además unos extraños se pajeen viéndote cómo te parto el culito?
    
    —Ahhh… Ahhh… no. No es verdad, no invente cosas… ¡Auch, no tan fuerte, por fa!
    
    —Chilla fuerte, pequeña exhibicionista, chilla para que te oigan. Mira cómo mis amigos también se están masturbando, se van a correr encima de ti… —sus gruesas y rugosas manos me acariciaban el vientre, calentándome a tope.
    
    —¿No lo quieres admitir? —preguntó don Gabriel, siempre estrujándose el sexo—. Creo que te gusta, la forma que llamaste la atención de esos chicos, sonriéndoles mientras te tocábamos. Andar así con las tetas y tu panocha al aire sin pudor, siempre coqueta.
    
    —Ahhh… No, no muestro todo, tengo un hilo p-puesto —me costaba hablar con una gigantesca ...
    ... verga pulsando en mis intestinos. Mi cara seguramente estaba toda deformada de dolor.
    
    —Bueno —don Gabriel también seguía tocándose fuerte, viéndome sufrir—, pero es como si no lo tienes, se te ve todo, el hilo está metido entre esos enormes labios de tu vagina.
    
    —¡N-no se burle de mí!
    
    —Bombón, ¡es verdad! —don Gabriel se arrodilló y metió su mano entre mis piernas; dos de sus dedos se metieron en mi chochito, llevando consigo el hilito de mi bikini más adentro de mi cueva. Gemí de placer al sentir sus dedos entrando, y casi como un acto reflejo levanté mi cintura para que metiera más.
    
    —Admítelo, caramelito —dijo mi suegro, arremetiendo para partirme en dos.
    
    Y me sobrevino una visión cristalina de las cosas, como el segundo previo a un orgasmo. Las chispas doradas dando saltitos alrededor de un mar naranja, el cabrilleo del agua de una piscina natural repleta de flores de loto de errático andar. Toda mi aventura se agolpó en mis llorosos ojos, y la putita dentro de mí salió para bramar:
    
    —¡Ahhh! ¡S-s-sí! ¡Lo admito, me e-encanta… que me miren!
    
    Y don Miguel tuvo un orgasmo, ¡un hombre mayor tuvo por fin un orgasmo dentro de mí! Podía sentir el calorcito de su semen contenido en el condón. Me abrazaba con fuerza contra su peludo cuerpo, bufaba, empujaba su polla, me chupaba el lóbulo, me apretaba las tetas mientras sus amigos apuraban sus pajas para correrse sobre mí, sobre mis senos, mi vientre y mi entrepierna. Me dejaron bañada de semen, cosa que para mí fue ...