Vaya hotel
Fecha: 08/09/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... verdad, por supuesto, pero pasé varias horas intentando encontrar argumentos científicos, hipótesis, teoremas y corolarios que me indujesen a pensar que aquel hotel disponía de la mas bella barandilla del mundo. Al final, gracias a una compleja deducción racionalista conseguí colocar a aquel lugar en la lista de los quinientos hoteles con mejor barandilla entre el tercer y cuarto piso de toda la región.
Capítulo 3
Ya estaba en mi cuarto cuando pensé en que lugar iba a dormir. Había dos opciones. La primera era la pequeña cama en la que para entrar cómodamente debería pasar por un proceso de amputación de mis extremidades (tanto inferiores como superiores), cosa que no deseaba en absoluto y la segunda era el suelo, ese suelo tan frío, sucio y habitado. Lo de la suciedad y el frío no me importaba gran cosa, pero lo de la cantidad de microorganismos que allí había me superaba. Creo que National G. tiene un reportaje de la flora y fauna de aquel suelo y que varios grupos ecologistas defienden con gran interés la supervivencia de muchos seres en peligro de extinción cuyo único hábitat en el planeta está localizado en la habitación en la que me disponía a dormir. De hecho, aquel lugar probablemente dispusiera de las claves biológicas para conocer el origen de la vida. Obviando semejantes argumentos y al no encontrar ningún artilugio que consiguiera reducirme en varios centímetros para caber en aquella cama, decidí que lo más lógico sería dormir en el suelo, eso sí, con ...
... los ojos abiertos para no despertarme presa de ningún ser vivo.
Pero como tampoco era mi interés pasarme toda la noche pendiente de no amanecer con una colonia de insectos en mi intestino, idee un revolucionario sistema (comercializado a estas alturas en varios países tercermundistas) mediante el cual me podía proteger de todo bicho viviente mientras dormía. Consistía en excavar una especie de trinchera alrededor del lugar en el que iba a dormir y llenarla con agua para que nadie de menos de dos centímetros pudiese atravesarla. ¿Ingenioso eh ?. Pues no, no resultó tan ingenioso, me pasé tres horas perforando el suelo con una tuerca que había encontrado por ahí tirada y llené de agua tan lujoso foso para darme cuenta a los cinco minutos que todo el agua había desaparecido sin dejar rastro. O eso creía yo, porque a la media hora uno de los camareros-botones-recepcionistas llamó a mi puerta para preguntarme a que se debía la inundación de la habitación 301(curiosamente, aunque no me lo podía creer, era la que estaba situada justo debajo de la mía). Cuando entró y vio que me había dedicado a tallar su suelo y comprobó que no era ningún famoso escultor post-moderno me pidió que abandonara el hotel en el más breve espacio de tiempo posible, desatendiendo todas mis excusas y alegatos de inocencia.
Entonces opté por dejar el hotel y no hacer ningún tipo de comentario acerca del ridículo parecido entre el botones y el capitán del barco de vacaciones en el mar, aunque tuve que ...