Sé lo que hice este verano
Fecha: 09/09/2020,
Categorías:
Intercambios
Autor: evamaniac, Fuente: RelatosEróticos
... como yo misma lo había practicado varias veces antes. Juan parecía sorprendido y a la vez muy excitado por el panorama. Ambas mujeres, completamente desnudas y parcialmente cubiertas con un enorme pañuelo de raso que, probablemente, había traído alguna de casa, tenían sus largas piernas trenzadas y no dejaban de besarse mientras ambos cuerpos se fusionaban en un encuentro a flor de piel sudorosa. La que estaba más encima tenía una de sus manos debajo del pañuelo, de forma que era imposible encontrar su ubicación exacta, aunque la respiración entrecortada de su pareja y los gemidos apagados permitían adivinar perfectamente el lugar de la práctica furtiva.
Juan tenía clavada la mirada en el epicentro de esa lujuria lésbica, y yo clavéla mía en el paquete queél nos estaba regalando a las tres, bajo ese pantalón prieto que ofrecía ahora un bulto considerable. Me soltéla mano de la suya y la coloquésobre la tela hinchada mientras el tío no apartaba la mirada de las dos tortilleras. Parecía que, a cada gemido femenino, el volumen y la dureza de Juan era mayor. Entonces detuve mi masaje para no forzar una extracción que, precisamente ahí, frente a dos lesbianas, no hubiera sido muy apropiada. Dudo que fuera una polla dura lo que estas mujeres querían ver ahora. No sési mi acompañante comprendiómi decisión, pues no nos estábamos dirigiendo ni una sola palabra. Las miradas y los gestos eran suficientes para determinar la evolución de cada momento.
Fue entonces cuandoél adoptóel ...
... siguiente gesto colocándose detrás de mípara comenzar a besarme el cuello y acariciar mis hombros. Parece que este iba a ser el momento clave para iniciar un acto sexual con un desconocido que se podría decir que me había sido impuesto, y que ahora yo celebraba empezar a disfrutar.“¿Te excitan las lesbianas?”me susurróal oído mientras colocaba sus dos manos sobre mi blusa a la altura de mis pechos. No respondí. Tenía los ojos cerrados y ya casi no me acordaba a quiénes teníamos delante. Las caricias de Juan síque me estaban excitando muchísimo y el masaje que ofrecía a mis mamas propicióque mis pezones se endurecieran de forma abrupta y dolorosa.Él noto esa consistencia bajo la tela porque, muy cuidadosamente, intentópellizcarlos con dos dedos de cada una de sus manos. Alarguémis brazos hacia abajo para palpar sus piernas tras las mías, frotándolas suavemente primero y más contundentemente después, a modo de indicador de excitación. Sus manos ya estaban recorriendo todo mi cuerpo cuando decidíabrir los ojos para disfrutar también con las vistas. Ambas mujeres sabían lo que estaban generando en sus espectadores, y nos miraban de reojo como esperando siempre un paso más por nuestra parte. Y no tardóen llegar porque, súbitamente, mi pareja introdujo ambas manos bajo mi falda para levantarla completamente y mostrar mi ropaíntima a las respetables. Fue un momento tanálgido que no pude evitar soltar un pequeño gemido de aprobación, e inmediatamente Juan palpómi entrepierna sobre mi ...