5 años después
Fecha: 10/09/2020,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Eramos amigos desde hacía más de 5 años. Él tenía casi 30 y yo había cumplido hacía poco los 25. Manteníamos una amistad a distancia, sostenida con largas conversaciones por MSN. Hacía mucho tiempo que no se veían en persona. Al menos 2 años.
Lo cierto es que el paso del tiempo nos había sentado bien. Él seguía siendo una tentación deliciosa de casi 1’80, moreno y atractivo. Los años no pasaban por él, aunque a mí me encantaba darle caña con su edad. Yo también había cambiado mucho. Tenía los pechos más grandes, unas caderas generosas y varios tatuajes por todo el cuerpo, pero sobre todo, había perdido las inhibiciones y sabía lo que me gustaba hacer y que me hicieran en la cama.
Con motivo de la edición de una feria en el sector en el que él trabajaba, vino a la ciudad. Yo le ofrecí uno de los sofás de piso compartido y, ya que viajaba solo, le pareció una buena idea.
Llevaba 4 años y pico con su novia y les iba todo bien (al menos eso me parece), y yo hacía casi un año que estaba con un chico estupendo. Lo cierto, es que cuando le ofrecí que se quedara en mi casa lo hice porque tenía ganas de ver qué tal se manejaba en la cama. Teníamos una cuenta pendiente y yo estaba dispuesta a tentarle desde que entrara por la puerta. Sólo sexo.
Llegó a mi casa después de la primera jornada de trabajo, con una pequeña maleta a última hora de la noche. Mi compañera de piso no estaba en casa y agradecí que tuviera que trabajar esa noche, ya que conocía a mi novio y sabía que ...
... no aprobaría mis intenciones. A él le dije que estaba cansada y que me iba a quedar en casa con mi invitado viendo una película.
Estaba excitada con su visita. La incertidumbre y el deseo estaban haciendo que me volviera loca. En cuanto abrí la puerta le desnudé con la mirada y lo notó. Yo vestía un camisón negro, corto y escotado. Mi pelo largo, cubría parte del escote y rápidamente me recogí el pelo. Quería que viera lo que había, lo que podía probar si quería.
Entró, soltó sus trastos y me pidió una toalla para darse una ducha. Aquello era demasiado para mí. Imaginármelo desnudo, bajo el agua caliente, con esa deliciosa piel morena. Deseé entrar en la ducha y participar, pero me contuve. Preparé el sofá y esperé a que saliera del baño.
Él llevaba una camiseta gris y unos pantalones cortos. El pelo largo, aún húmedo, reposaba sobre sus hombros. El agua cayendo sobre su cuerpo desnudo era la única imagen que me venía a la cabeza en ese momento y no fui capaz de articular palabra. “Estás guapo”, fue todo lo que dije.
Cenamos rápido y justo cuando nos despedíamos para irnos a dormir, jugué mi baza.
- Sé que es tarde, pero sólo estás aquí una noche ¿te apetece venir a mi habitación a hablar y a escuchar música?
- Sólo si no pones música infame
El primer paso estaba dado. Apagamos la luz del salón y nos dirigimos hacia mi dormitorio.
Según entró, se puso a rebuscar entre mis CDs. Escogió uno y empezó a sonar. “Once upon a time I couldn’t control myself”, ...