1. TARDE CALIENTE EN LA PLAYA


    Fecha: 12/10/2017, Categorías: Jóvenes Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Aquel vernano mi amigo Carlos, de la misma edad que yo (14 años), nos acompañaba a mi madre y a mí a la playa. Papá, por cuestión de trabajo, se limitaba a acercarnos y luego al anochecer a recogernos.
    
    Mi mamá siempre presumió de buen cuerpo y aquel verano lucía radiante sus cuarenta años. No tardó en extenderse sobre su toalla embardurnada de aceite protector para tomar el sol a sus anchas pues le gustaba lucir un moreno intenso. Se espatarró con su ajustado bikini: sus tetas redondas y bien formadas casi salían del sostén y la concha le abultaba carnosa bajo la braga. En eso debió reparar pronto Carlos pues aquella tarde no quiso jugar al fútbol con el grupo de amigos que nos reuníamos habitualmente y se situó a tomar el sol justo a los pies de mi madre, boca abajo, no perdiendo de vista el coño de mamá, que ya dibujaba en el bañador la raja de la vulva. El muy cabrón estaba superexcitado ante aquella visión y los pelitos rebeldes que asomaban fuera de la braga lo pusieron a mil. Mi mamá bajo sus gafas de sol reparó en la presencia y mirada lasciva de mi amigo y le preguntó si no iba a jugar con el grupo. Carlos contestó que estaba cansado y que prefería estar tumbado en la arena.
    
    Algo debió pasar por la mente calenturienta de mi madre porque al poco abrió más todavía las piernas para permitir disfrutar más al chico. En efecto, Carlos pudo comprobar como los jugos vaginales empezaban a empapar la braga de mi madre y se decidió a dar el siguiente paso:
    
    - ¿Quiere ...
    ... que le eche un poco de crema en la espalda? - preguntó a mi madre. Ésta accedió y no tardó el hijoputa en estar masajeando a mamá: primero la espalda, lego los hombros, los pechos ... para terminar extendiendo el aceite en sus piernas. Al llegar a los muslos, mi amigo aw fue acercando poco a poco a la entrepierna. Rozó disimuladamente una y otra vez con sus dedos la panocha y ella se dejó hacer. Por encima de la braga Carlos la masturbó hasta hacerla llegar al orgasmo. Mamá contemplaba con lascivia como la polla de Carlos estaba a punto de romper el slip de parado que estaba. Entonces la muy zorra le dijo:
    
    - Vamos para aquellas rocas, que no nos ve nadie.
    
    Llegada la hora de la merienda dejé mis juegos y me dirigí al lugar donde habían quedado mi madre y Carlos. Me extrañó ver sólo las dos toallas extendidas sobre la arena y me dispuse a buscarlos. Al rato de ir de un lado a otro me pareció verlos en una escondida y solitaria roca al final de la playa. Efectivamente, allí estaban chingando como animales. Ambis estaban desnudos y mamá le chupaba la polla a mi amigo. Me sorprendió que, pese a su corta edad, Carlos tuviese una poronga que duplicaba la mía. A continuación, éste se sentó en un peñasco e hizo que mamá se sentase a horcajadas sobre él. Ella empezó a cabalgarlo como diestra amazona mientras mi amigo le mordisqueaba los pezones. Mamá orgasmó varias veces al sentir bien adentro aquella verga joven. Carlos, a punto de correrse, se levantó y le volvió a meter el pllón ...
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