1. amanecer sexual


    Fecha: 26/09/2020, Categorías: Incesto Autor: dominiqamor, Fuente: SexoSinTabues

    Amanecer sexual (parte 1) La tibia mañana y el suave ruido de un chorro que va cayendo con fuerza me despierta, entre cierro los ojos para ver, el sol insistente ilumina el espacio donde noche antes puse la bacinica, abierta a horcajadas sujetando con ambas manos su camisón y sus calzones en los tobillos, con los ojos entreabiertos descarga la orina nocturna, mi madre. Estoy apenas a metro y medio, sobre un colchón colocado en el suelo, las frazadas cubren mis rostro, no se da cuenta que la observo, estoy asombrado y asustado, parece una eternidad como la orina sale humeante, tiene dilatado los labios rojos, que se abren con insistencia, desesperado por deshacerse del liquido dorado, salen los últimos chorros mojando los pelitos alrededor de su vagina, que ha quedado húmeda una última gruesa gota de orín se desliza en su ano por la posición totalmente de cuclillas puedo disfrutar este espectáculo. Se levanta y sacude su culo para deshacerse de esa molesta última gota se levanta, no se sube su calzón, levanta un tobillo luego el otro se vuelve a inclinar dobla la prenda y limpia su vagina y culo. Se acomoda el camisón recoge su falda y se la coloca, abre la puerta sacando junto a ella la bacinica. El olor de su orín inundo el espacio que usamos para dormir esa noche. Al fin puedo respirar, me acomodo boca arriba, aún cubierto por la frazada, miro el viejo techo, por más que intento olvidar la imagen de aquella vagina, no se me borra, es que tampoco lo deseo más bien la grabo ...
    ... a fuego en mi mente. Habíamos llegado de visita a la casa de unos familiares en el campo, ni bien termino el colegio, hicimos el viaje con mi madre y el bebé, que tenía tres meses, mi padre nos alcanzaría una semana después. Yo tenía once años, y todo ese último año tuve que padecer, los cambios físicos de la adolescencia, el bello creciendo por mi entrepierna me causaba cierta incomodidad un leve picor, que si llegaba a rascarme terminaba con una erección descomunal, que yo no sabía cómo bajar, debía tener mucho cuidado incluso al bañarme, pues una buena jabonada terminaba con un erección que dolía, quizás por eso los adolescentes rehúyen bañarse. En ese último mes de colegio varias mañanas desperté con el calzoncillo mojado, no como orín sino como algo pegajoso con un olor acre casi sulfúrico, yo de miedo por ser descubierto, me iba corriendo al baño a asearme y lavar mis prendas, no quería ser descubierto. Curiosamente esas mañanas estaba más relajado, más concentrado, e incluso me sentía muy bien. Esa mañana que vi a mi madre, había pasado eso. Me toque el calzoncillo y estaba mojado, Salí directo al baño, que es de construcción muy rustica pero tenía ducha. Me lleve un short ligero. Orine abundantemente y recordé lo que vi, el olor similar, me dispuse a bañarme intentando olvidar lo que vi, yo era un buen hijo, y ese pensamiento y ese recuerdo no debía tenerlo, al menos eso creí. Mientras me pasaba el jabón, fije mi vista en el mueble sobre la taza del baño, que hace de ...
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