1. Un viaje alucinante (3)


    Fecha: 29/09/2020, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    -¿Te gusta que vomiten por ti, cabronazo?
    
    -Prefiero no contestar.
    
    -Sí, mejor te será, hijo puta.
    
    Pedro le preguntó a mi padre:
    
    -¿Qué te pasa con tu hijo?
    
    -Que me faltó al respeto.
    
    -En ese caso que le preste el vómito, pero tenemos que abrir las ventanillas que aquí apesta.
    
    -¡Qué se jodan él y su madre!
    
    -¿Y los que duermen?
    
    -¡Qué se jodan también!
    
    -¿Y nosotros dos?
    
    -Tienes razón, ábrela un poco.
    
    Abrieron un poco la ventanilla. Al rato se iría el olor.
    
    Mi madre al tomar aliento, me dijo:
    
    -Lo siento, hijo, me mareé.
    
    -Mejor fuera que dentro, madre, mejor fuera que dentro.
    
    Mi madre ya estaba desatada.
    
    -Pues yo la prefiero dentro. -apretó el culo contra mí- Muy dentro.
    
    Estábamos llegando. Mi madre, me dijo al oído:
    
    -Cuando me agache guarda la polla.
    
    Hizo que se le caía una horquilla, y dijo:
    
    -Se me cayó una horquilla. Puede que cayera fuera del vómito.
    
    -Busca, perra, busca.
    
    Mi padre era insaciable jodiendo a mi madre, oralmente, porque lo otro lo guardaba para quien no debía, pero mi madre, ahora que le cogiera el gusto, también gozaba jodiéndolo. Al agacharse, me cogió las manos, las llevo a las tetas, y dijo:
    
    -Hay que palpar que esto está a oscuras.
    
    Al ratito se subió las bragas, y yo cuando vi que volvía a su sitio, metí la verga dentro de los calzoncillos y subí la cremallera.
    
    Preguntando llegamos a la casa que heredara mi padre. Enfrente de la casa despertamos a mis hermanas y a mi hermano. Me bajé ...
    ... del coche y saqué la camisa por fuera del pantalón, aunque ya no hacía falta, el lamparón podía ser de las flemas del vómito de mi madre.
    
    La casa era de dos plantas. A mi madre no le dio tiempo más que a ver la entrada y la cocina, ya que mi padre le dijo:
    
    -Coge agua y jabón y vete a limpiar tu vómito de mi coche.
    
    Era su coche... Todo era suyo. Mi madre, le dijo:
    
    -Deja que me lave un poco.
    
    -¡Tira para fuera y no vuelvas hasta que el coche no esté limpio como una patena, puta!
    
    Mi madre pensaba que también le pertenecía, pero ya no era la misma.
    
    -Tienes razón, mucha razón.
    
    Mi padre, extrañado, le preguntó:
    
    -¿En que tengo razón?
    
    Era en lo de puta, pero le dijo:
    
    -En nada. Voy a ver dónde está el cubo y el jabón.
    
    Ese día mi padre y Pedro pillaron una borrachera de campeonato. Mi madre y yo, a escondidas, nos mirábamos y sonreíamos, Estábamos deseando estar a solas para darnos amor. El momento iba a llegar. Fue al día siguiente, por la tarde. Mi padre le dijo a mis hermanas y a mi hermano:
    
    -Nos vamos a ver el Acueducto de Segovia.
    
    Mis hermanas y mi hermano saltaban de contentos. Mi madre, le dijo a mi padre:
    
    -Lo hicieron los romanos.
    
    -Tú y tu hijo no venís. Queremos ir cómodos.
    
    Mi madre se calló. No fuera que cambiase de idea. Se fueron. Al sentir arrancar el coche, mi madre se acercó a mí. Rodeó mi cuello con sus brazos. Me miró a los ojos y me besó. Aquel beso hizo que se estremecieran nuestros cuerpos, un estremecimiento de esos ...
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