La boda de Mónica
Fecha: 03/10/2020,
Categorías:
Humorísticos
Hardcore,
Sexo en Grupo
Autor: itaait, Fuente: xHamster
... casamiento. La ceremonia iba a ser en la pequeña iglesia del pueblo donde Pablo veraneaba. Íbamos a ser unas 90 personas invitadas. Por aquel entonces yo no estaba saliendo con nadie de forma seria por lo que no iba a llevar acompañante. A diferencia de otras amigas, no me estresaba el hecho de no tener pareja en un evento social en el que casi todo el mundo estaría emparejado. Hacía poco más de un año que lo había dejado formalmente con mi antiguo novio aunque no había conseguido terminar definitivamente con él. Cada uno hacía su vida, pero no podíamos dejar de encontrarnos en noches de calor recíproco y terminar en la cama. Era evidente para los dos que había cuestiones de incompatibilidad irresoluble y que nuestra relación no nos llevaba a ninguna parte, pero nuestro deseo sexual no había menguado. De hecho, se había vuelto más intenso, quizás porque la distancia colocaba lejos nuestras diferencias y nuestros encuentros potenciaban nuestro deseo carnal. Al principio los encuentros terminaban en largas conversaciones en que hablábamos de la posibilidad de volver a estar juntos. Después de dos intentos fracasados aprendimos que era mejor aprovechar lo que aún había de bueno entre nosotros y no vivir en un sueño que no nos hacía bien a ninguno de los dos. Así, las escusas para encontrarnos se habían vuelto banales y evidentes, resumidas en un tácito “estoy solo y me apetece acostarme contigo que sé que nos lo vamos a pasar bien”. Y efectivamente los encuentros eran ...
... desprovistos de romanticismo pero llenos de deseo y calor. Quizás por mis ganas de reencontrarme con aquella persona con quien tengo un cariño especial, que me conoce y sabe qué me gusta, quizás por mi falta de práctica durante la semana, quizás por su cuerpo delgado y definido, quizás por su miembro que siempre me dejaba satisfecha varias veces, o quizás por todo ello junto, antes de cada encuentro ya estaba bien mojada. Después de unas breves palabras, subía de rodillas a la cama y empezábamos a besarnos. Adoraba sus tiernos y carnosos labios y el modo como sus dulces besos iban subiendo de intensidad, donde nuestras manos exploraban y se perdían en territorios ajenos. Mi sujetador no demoraba en salir volando y en tener sus grandes manos remplazándolo. El cambio no tenía color. Sentir el calor, la presión, su agarre, hasta sus puntuales pellizcos me hacían estremecer involuntariamente. Una sonrisa escapaba de mis labios superiores y también de mis inferiores, cada vez más lubricados. Cuando él colocaba una de sus manos entre mis piernas siempre me decía “puta, qué mojada que estás” y yo no sabía qué me excitaba más si la caricia por todo mi sexo o por sentirme una puta lasciva que sólo quiere ser follada hasta la saciedad. Y para mostrarle lo cachonda que estaba colocaba mi mano encima de la de él y metía dos de sus dedos junto con dos de los míos y los metía entrando sin ninguna dificultad hasta tenerlos todos bien dentro.-Me dejas loco, mi puta.-Ahora me vas a dejar tu más loca.Y ...