1. En el restaurante


    Fecha: 15/10/2020, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... la miré y no pasó nada. Cuando pulse el segundo botón sentí como apretaba mi mano. Estaba funcionando. La observé y sonreía mientras se mordía el labio. El primer botón que no funcionó era la potencia, ahora si funcionaba. Lo sé porque empezaba a retorcerse en la silla, mientras miraba disimulando a otras mesas. Susurrando me dijo:
    
    - Devuélveme el mando que me está poniendo muy caliente.
    
    Demasiado tarde, quería ver a donde llegaba, y yo estaba muy, muy caliente. Sentía como mi polla crecía y se ponía dura.
    
    Seguí jugando con el mando, ella debía estar muy excitada, notaba como cruzaba las piernas y me apretaba la mano. A veces incluso me hacía daño.
    
    Agachó la cabeza para que no le viese la cara, siempre ha sido muy tímida, estaba a punto de correrse. Se levantó de un salto y se fue al baño. Al pasar a mi lado me dijo algo que no entendí del todo, pero descifré que quería que la acompañase.
    
    Espere 1 minutos y me levanté. Ni me había dado cuenta que dejamos los móviles en la mesa. Me encamine hacia el baño, que está justo detrás de un mueble. Mi forma de andar era la más natural que podía disimular mi tremenda erección. Llamé a la puerta avisándola de que era yo. Me abrió la puerta con el vestido remangado hasta la cintura.
    
    - Cierra la puerta!
    
    Me dijo ella mientras apoyaba sus brazos en el lavabo quedándose en pompa. Si intención estaba clara, y yo no la iba a dejar así.
    
    Cerré la puerta mientras me desabrochaba el pantalón, me baje un poco los bóxer que ...
    ... tenía empapados y saqué mi pene duro como una piedra. Me puse tras ella y pase mi mano por su coño, que estaba chorreando, y acaricié si culo. Me pegué tras ella y coloqué la cabeza de mi miembro para refregarlo un poco por sus flujos para lubricarlo y después darle una buena envestida. Se la metí entera mientras la agarraba de los pelos. No recuerdo haber estado tan caliente en mi vida. La estaba empotrando contra el lavabo del restaurante donde íbamos cada semana.
    
    Empezó a acelerar tanto la respiración que tuve que ponerle la mano en la boca para que no hiciese ruido. Ella llevó su mano hacia atrás para intentar agarrarme, pero solo lograba acariciarme la pierna. Estaba apunto de correrme y cada empujón era más fuerte. Le agarré de los hombros y ella me cogió las manos. Acababa de correrme dentro de ella y estaba apretándola tanto que parecía que me iba a meter dentro de su cuerpo.
    
    Se giró y me dio un intenso beso.
    
    Mientras nos aseamos y preparábamos llamaron a la puerta. El giro que dimos para mirarnos uno al otro fue tremendo. No sabíamos que hacer, la vergüenza nos invadía. Respiramos profundamente y abrimos la puerta, era la señora de la mesa de al lado.
    
    - Hola
    
    - Hola
    
    - Ho Hola, contestó la señora estupefacta y mirándonos de arriba a abajo. Se imaginaba lo que acababa de pasar. Cuando llegamos a la mesa ya estaba allí la pizza, nos la comimos casi fría. Pagamos la cuenta y no hemos vuelto a ir desde entonces. No se si volveremos a este restaurante. Pero ...