Sexo con la madre de mi novia. Necesitó sexo, probó el mejor
Fecha: 23/10/2020,
Categorías:
Intercambios
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... sobre la marcha y el disparo del semen salió con el estrépito de un cañón, bueno a así lo percibía desde el puesto de mando. Disparé una gruesa andanada de semen en su boca, y luego los siguientes cumplieron el mandato de vaciarme. La venida fue tan intensa que necesitó tragarme en dos movimientos, y aun así se atoró un poco en la tragada.
- Hmmm cuánta leche tenía mi hombre. Esta es la segunda vez que trago la leche de un hombre, la primera fue de pendeja, a un noviecito del colegio, solo hacíamos sexo a mano, y en esa oportunidad me tapó la nariz y me obligó a abrir la boca y me la metió de prepotente, luego me sujetó se pajea sujetándome del cabello hasta venirse dentro. No me soltó hasta que no me tragué su leche. Ahora fue la segunda vez, pero por que quise hacerlo, quería recibir esta leche que me gané con el sudor de mi boca.
Agradecí el gesto y la recompensé con decir que había sido la mejor mamada que me habían hecho, sí aún mejor que las que hace tu hija, que lo hace de mala gana y no siempre de traga mi lechita.
La pija siguió dentro de su boca, recibiendo las caricias bucales, sin perder casi erección. Éramos tan jóvenes que podíamos echarnos dos sin sacarla, tal fue en este caso que solo se la sacó de su boca para poner la otra, la de abajo. Trepó al sillón, montando ahorcajada, arrodillada sobre el asiento, se había abierto bien la chucha para que le calzara justo en el centro y se fuera dentro engullida como por boa constrictor. Con una mano se tomó ...
... del alto respaldo como forma de impulsarse, con la otra me dio la teta para que pudiera mamarla.
Me hubiera gustado poder mamar más y mejor, pero había comenzado a moverse con tanta vehemencia y tan rápido que me sacudía como a un flan. Tomada firmemente del respaldo podía dominar y controlar los movimientos, balancear e impulsarse sobre mí, subir y bajar, rotar y volver a caer con todo el peso de su cuerpo hasta sentir el golpe de los 18 centímetros de poronga golpeando y abriendo todo su sexo con seis centímetros de abertura que ocupa el grosor de la verga que se está comiendo.
El primer orgasmo estalló cuando se balanceó con fuerza apretándose contra el respaldo, estrujando sus grandes pechos en mi cara y dejándome casi sin aliento cuando se eleva y me deja literalmente apretado contra el respaldo. Echó el torso hacia atrás como para distender los músculos y recuperar el resuello y volver a cabalgar en pelo como una potrilla salvaje, el segundo fue igual de intenso, y lo fueron el tercero y no sé cuántos más que vinieron tras de él.
Era una mujer nueva, remozada, renovada, consentida y pervertida, había soltado las amarras del recato y lo convencional, abandonado la abstinencia de poco más de tres años, autoimpuesta como una especie de culpa desde que su marido la abandonó por una muchacha apenas mayor que su hija.
Ahora es tiempo de revancha, de tomar lo que le place, haberme escuchado teniendo sexo con su hija rescató los deseos escondidos en arcón de los ...