Lo que pasará
Fecha: 27/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos
... tu alma. Te besaría otra vez la boca, te diría que tus besos son lo mejor del mundo, que nadie me besa como tú. Luego te voltearía, besaría de tu nuca a tus nalgas con cuidado y delicadeza, cada contorno, cada línea. Besando sin cesar, mis labios por tu espalda escribirían un poema y luego subiría un poco más para embriagarme con el aroma encantador de tu cabello, besaría tu espalda una y otra vez, poniendo especial atención en tu espalda baja, en tus nalgas también, entre tus nalgas besos negros y mi lengua traviesa que no descansa cuando se trata de tu cuerpo. Ya una vez decidido y erecto de nuevo, metería mi pene en tu culo delicioso y apretadito, en suaves vaivenes, pondría una almohada bajo tu coño para que me queden tus nalgas más paraditas. Te penetraría primero despacito y gradualmente iría aumentando la velocidad hasta terminar en un acto enloquecido, sentirías mi sexo haciéndose grueso y potente dentro de ti, abriendo canales nuevos de placer, delirios deliciosos llenos de licor y tabaco. Se escucharía una orquesta deliciosa, por encima de la música, de mi pene contra tus nalgas, en una agitación total, en un ...
... ritual epiléptico y fuera de sí. Azotaría tus nalgas de nuevo, mientras tanto, hasta dejarlas rojas y suaves, mientras tanto las embestidas de toro furioso no pararían pero atraería tus pechos para sobarlos, masajearlos y apretar los pezones, pasaría mis dedos por tu coño masturbándote un poco mientras sientes, tal vez, dos fuerzas entrando dentro de ti, con potencia animal y embravecida. Finalmente haría lo que tanto nos gusta, pasaría mi cinturón por tu cuello y te atraería hacía mí para en un efecto doppler quedar envueltos en la más deliciosa traición. Eyacularía, de nuevo, dentro de ti. Dejaría mi semen resbalando de tu culito.
—¿Eso es todo?
—No tengo más.
—Mastúrbame otro poquito
—Te masturbo, pero acá, frente al balcón.
—Llévame
Te conduciría, completamente desnuda, excepto por los tacones, al balcón del hotel. Ya sería de noche, la oscuridad caería sobre las ventanas de los edificios. Te haría sujetarte del balcón mientras detrás de ti estaría masturbándote con mi mano derecha hasta que te vengas.
—¿Ves el hotel de enfrente, el balcón, ese hombre que bebe y fuma?
—Sí
—Ese es tu hombre.