Egipto (II)
Fecha: 16/10/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Despues de tan fantastica siesta, ambos nos quedamos dormidos por espacio de dos horas, y al despertar, el chico ya se había marchado de la tienda y estaba junto al resto de los hombres, preparando la salida.
Me acerque a la charca para refrescarme un poco y en pocos minutos estábamos rumbo a nuestro siguiente destino, Siwa.
Nuevamente, como había ocurrido en anteriores ocasiones, me ofrecieron el mejor sitio y continuamente me acercaban agua y unos pasteles de carne para apaciguar el apetito.
Mi hambre de sexo, que en principio debería de estar completamente saciada, crecía por instantes y cada pocos minutos, mi mente comenzaba a imaginarse fantasías de todo tipo, con la peculiaridad que yo podía hacerlas realidad con tan solo pedirlo.
Los chicos mostraban absoluta indiferencia sobre lo que tan solo horas antes habíamos tenido en común, y eso me hacía sentirme cómoda y nada agobiada. Era el sueño de toda hembra en celo: " poder follar con siete pollas y no sentirse obligada a hacer nada que yo antes no quisiese".
Tras siete horas de viaje, llegamos a nuestro destino, y los hombres rápidamente se pusieron en faena y montaron el campamento en un santiamén.
Agmed preparó una suculenta cena ( como todas las comidas que hasta ese momento había preparado), y al calor de un gran fuego, nos dispusimos a saborear tan esquisito manjar. Una vez finalizado, bebimos un brebaje amargo que al instante se me subió a la cabeza. Todo comenzó a darme vueltas y al mismo ...
... tiempo, sentí que mi coño se empezaba a empapar y mis pezones se ponían duros como piedras.
Le pregunté a Agmed que era ese brebaje y me dijo que era un licor especial utilizado por los beduinos para que los camellos aumenten su celo y precisen para ello menos cantidad de agua.
Ante tal explicación quedé paralizada, pensando que si a una camella le provocaba un insoportable apetito sexual…
Pero en medio de mis elucubraciones, empecé a notar mi concha totalmente empapada y a necesitar que me la metieran cuantas más vergas mejor.
Saqué las vergas de los dos hombres que casualmente se sentaban a mi lado y comencé a pajearlas con fuerza y vigor. Mientras tanto, el resto colocó una manta sobre el suelo y cerca del fuego, y levantándome en volandas me colocaron sobre la manta.
Todos los chicos se desnudaron completamente y entre Agmed y dos más me desnudaron suavemente. Entre tanto, yo ya había agarrado una de las pollas y estaba mamándola con toda la energía posible. Estaba completamente ida, ya que el brebaje aumentaba sus efectos cuando uno se ponía en faena. Necesitaba ser penetrada de inmediato, y Agmed y sus chicos no parecían tener la misma urgencia.
Me dieron una especie de pepino, pero algo mas rugoso, y se sentaron alrededor mío, esperando a que yo sola me consolara. Yo al principio me quedé un poco parada, pues tal y como había ocurrido en otras ocasiones, pensaba que cualquiera de los hombres, o mejor dicho todos ellos, me empezarían a follar sin perdida de ...