Don Mario 4 Tercera Parte
Fecha: 07/11/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Colombianita77, Fuente: CuentoRelatos
... toma…Toma mi leche…Ahhhhh… Ohhhh…Ggggggg..
-Eso…Llénala toda … -dijo don Mario mientras me penetraba-… Dale a esta puta lo que se merece…
-Ayyyy… Ohhhh… Qué rico lechazo, carajo… Ohhh… Así…Asíii… Lléname toda, papito, síiiii…Ohhhh…Ahhh… Rico… Ricoooo… Asíii… Ahhh… Asíii…Asíi rico rico, asíiii… Ohhhh…
Después de que Fran hubo terminado conmigo, Eduardo volvió a ocupar su lugar para darme pinga otro rato más. Por supuesto volví a correrme. Luego se corrió Eduardo y por último don Mario. Me dejaron la cucuna llena de sus lechazos. Tan llena, que, al dejarme libre, sentí como si mi interior fuese un volcán en el momento justo de explosionar. Y explosionó. Y mientras limpiaba sus pingas, arrodillada sobre la alfombra del reservado de la disco, sentí como enormes cantidades de semen caliente bajaban de mi entrepierna y recorrían el interior de mis muslos. Esa noche volvimos a repetir la experiencia. Pero esta vez don Mario se mantuvo solo de espectador, mientras Fran y Eduardo me penetraban doblemente y me llenaban la cucuna en varias posiciones diferentes. A la media hora nos corrimos los ...
... tres a la vez en uno de los mejores orgasmos que recuerdo haber tenido.
Luego nos tomamos una copa, brindamos por la fiestecita que nos habíamos montado, nos reímos un poco del cornudo de mi marido, nos arreglamos, y nos fuimos.
Ya eran las cinco de la mañana y yo recién estaba de camino a casa. De lo apurada que estaba, me olvidé de cambiarme de ropa. Incluso olvidé el maletín con la ropa con la que había salido y que había colocado en el asiento posterior del coche de don Mario. No me di cuenta de ello hasta que ya había partido y yo estaba abriendo el portón principal de mi casa. Si por casualidad mi marido estuviese despierto, seguro que se montaba una buena. Porque estaba vestida como una puta. Y con un aspecto de no haber hecho nada bueno.
Me metí en la cabañita que tenemos al lado de la piscina y me di una ducha de agua fría, poniendo mucho cuidado de no mojarme el pelo. Me restregué mis partes íntimas. Me sequé a conciencia. Inspeccioné mi aspecto delante del espejo. Ahora solo quedaba ingeniármelas para meterme en cama, junto a mi marido. Que esa noche era más cornudo que nunca.