La mujer de Ernesto
Fecha: 17/10/2017,
Categorías:
No Consentido
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... encantado con ella, así que viendo feliz a mi amigo, yo también me sentía feliz por él, pero nuestra soterrada animadversión, alejó a mi compañero de fatigas de mi lado, por lo que tuvimos poca relación hasta que montamos el equipo de fútbol nocturno.
Nunca tuve ningún problema con ella, tampoco ella lo tuvo conmigo, pero las pocas veces que me invitaron a cenar o algunas salidas conjuntas, tres o cuatro al principio de su relación, me dejaron claro que Angie me veía más como una amenaza que como a un amigo.
Era obvio que ideológicamente no pensábamos igual, pues era una mujer de mentalidad conservadora, sobre todo por lo que a las relaciones de pareja se refiere, pues ella no comprendía cómo había chicas dispuestas a acostarse conmigo, o con cualquiera, la primera noche, sin visos de continuidad o de entablar algo más sólido que una ración de sexo sin compromiso.
Fui el padrino de bodas de Ernesto, dónde leí una dedicatoria mucho más suave de lo que hubiera querido, pues no quise problemas con ella ni con su familia, rancia hasta decir basta. Los visité en la maternidad horas después de los dos partos, el segundo de gemelos, les felicité la Navidad cada año, compré juguetes para los tres críos, y venían ambos siempre a mi fiesta de cumpleaños, un evento que organiza mi hermana puntualmente cada septiembre, pero mi relación con ella nunca pasó de cuatro frases tópicas.
Así que ahora estábamos sentados en el bar en que tomábamos la cerveza post partido, ya solos, ...
... pues el resto del equipo se había ido retirando después de lamentar la tunda que nos habían pegado un grupo de críos de poco más de veinte años.
Sin ser habitual que nos quedáramos solos para tomarnos la segunda, últimamente lo habíamos hecho varias veces. Y ahora comprendía por qué. También explicaba su extraño comportamiento conmigo, nervioso, y su errático desempeño sobre el campo, pues llevaba semanas sin dar pie con bola, nunca mejor dicho.
Accedí a la petición de Ernesto. Los amigos están para eso, echar una mano cuando los necesitas. Pero no las tenía todas conmigo.
***
Era sábado. Habían dejado a los niños con los suegros, pues la madre de Ernesto vivía su viudez a más de 100 km de distancia, para tomarse un fin de semana de relax en un hotel de playa con spa. Me habían invitado a cenar con ellos pero rechacé la propuesta. Preferí llegar acabados los postres para tomarnos juntos una copa.
Angie estaba espléndida, como siempre, con un vestido de noche de una sola pieza, oscuro con reflejos brillantes, entallado a su poderosa figura. También la noté nerviosa. Pero el que estaba taquicárdico era mi amigo, ansioso por emprender una aventura desconocida.
Tomamos la copa en el bar del hotel, gin tonics para ellos, un bourbon con hielo para mí, mientras la mujer ponía las cartas sobre la mesa.
-Te agradecemos mucho que hayas venido pues confiamos en ti lo suficiente para pedirte que nos ayudes en esta… -No supo calificarlo. Sabéis que podéis confiar en ...