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Don Rafael 2
Fecha: 17/11/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
El viernes por la tarde de nuevo vino el casero. Mi padre llamó a mi madre, Loli ya está aquí don Rafael. Mi madre, salió del dormitorio, nos besó a mi hermano y a mi y se dirigió hacia la entrada. Se volvió, hizo el gesto de adiós con la mano y esbozó una sonrisa, ¡el domingo nos vemos!, dijo. Iba muy guapa. Durante ese fin de semana mi padre se cuidó de nosotros. El sábado nos llevó a la sierra, y durmió con Juanito en la cama grande, el domingo comimos en un Mac Donald´s. Cuando mi hermano le preguntaba que dónde estaba mamá, él contestaba: ”trabajando”. El domingo por la tarde noche, llamaron a la puerta, mi padre me dijo que me quedase con Juanito, pero sólo estuve un instante para después, escondido, seguirlo hasta la entrada. Don Rafael junto a otro hombre traían a mi madre, que parecía dormida, en una silla de ruedas. Una vez dentro de casa, don Rafael dijo a mi padre que si conocía a su amigo Manolo el médico, mi padre dijo que si y se dieron la mano. Esta vez ha sido muy fuerte ¿no?, dijo mi padre, a lo que el médico contestó que si, que prácticamente la hemos estado usando de todas las formas posibles cinco tíos y durante un día y medio, que ella no había dormido, que había sido bestial, pero que no había peligro, que prontamente se recuperaría, ...
... que mañana vendría a visitarla, que la acostara y cuando despertase que le diese un analgésico y este antiinflamatoria, y entregó a mi padre una cajita roja. Don Rafael dijo que había sido un fin de semana magnífico, memorable, extraordinario. Que bien se ha portado tu puta, no sé ni cuantas veces nos la hemos follado, se ha bebido todo mis meados del fin de semana, le hemos pegado mas de trescientos latigazos, le hemos clavado de todo le hemos metido de todopor todos sus agujeros. Que te tienes que alegrar Juan, mírala y abrió la manta con la que le envolvían en la silla de rueda, mi madre parecía dormida, vi su cuerpo desnudo y toralmente ensangrentado, me causó algo de estupor. Mi padre con un gesto de asombro dijo: ¡precioso!. Don Rafael le quitó las gafas y le asestó dos enorme bofetadas y mi madre despertó en silencio. Tráete vinagre Juan que vamos a verla retorcerse como a una guarra, mi madre trazó una leve sonrisa. Cuando mi padre se disponía a ir a la cocina, Manolo el médico lo tomó del brazo y le dijo que no, que ya estaba bien. Rafael vámonos, que ya está bien, y además el coche está mal aparcado, a regañadientes Rafael le hizo caso no sin antes saludar en el hombro a mi padre y decirle que ya vendría, que vaya suerte que tenía, cuídala Juan.
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