1. CAPITULO II "Sueños humedos"


    Fecha: 30/11/2020, Categorías: Incesto Autor: socra, Fuente: SexoSinTabues

    ... perfectamente normal que yo hubiera tenido aquel sueño. En el mundo real también me estaban dejando seco. Nunca mejor dicho. Pensé en cascármela allí mismo. Calma! Pensé, hay que pensarlo todo bien. Guardé el móvil y me dirigí hacia mi casa. Vivimos a cuatro manzanas, las recorrí corriendo. Parecía un "runner" de esos que se levantan bien temprano para hacer deporte. Yo el deporte lo hice por la noche y por la tarde, pensé. Ahora toca llegar a casa y analizar la jugada. Un par de calles más, corre Miguel, la recompensa te espera. Llegué al portal, con nervios abrí la puerta y subí las escaleras a trompicones. La sangre no estaba precisamente en el cerebro. Entré en casa, enciendo la tv y prendo el móvil. Aquello había que verlo bien, a pantalla grande. Bajo la persiana de la ventana y el volumen de la tele. Lanzo la aplicación de video hacia el televisor y voilá. Bendita tecnología!!! El comedor de mi cuñada en mi tele de 55", me siento en sofá y a ver porno casero se ha dicho. Avancé hasta que ella apareció. Yo estaba dormido. Me movió ligeramente tocándome el hombro. Yo no contestaba pero ella insistió. Mi cuerpo sin mi voluntad permanecía en la posición en la que lo dejé mientras veíamos la tele. Me zarandeó bruscamente pero yo no respondía, me abofeteó. Me pareció ver como se mordía el labio. Entonces me dio una hostia bien dada, fuerte. No fue para nada algo sexual, sin duda si con esa no respondía había quedado en brazos del dios del sueño. De la guantada que me dio ...
    ... la parte superior de mi cuerpo quedó ladeada hacia el móvil. Aquello de momento no era erótico. Ella desapareció del encuadre y solamente quedé yo, un muñeco sin vida con una postura un tanto forzada y la boca abierta empezando a babear. Menudo comienzo Entonces apareció de nuevo. Menuda diosa. Unas piernas blanquísimas completamente desnudas. Se había quietado el pantalón, tan solo llevaba una camiseta de estar por casa. Y ahí, en la unión de esas preciosas piernas su más preciado secreto: su sexo. Me encantaba aquello que estaba viendo, qué lástima no haberlo disfrutado en directo!. Su pubis estaba sabiamente cubierto de pelo, en la medida justa, haciendo un triángulo perfecto. Ni demasiado grande ni demasiado pequeño, como en esas películas de los 70 o los 80, si he de decir que me gustan con vello. Tenía un coño perfecto Mientras yo miraba absorto su entrepierna ella se movía en escena acomodando cosas. Retiró hacia atrás la mesa que había frente al sofá y ya con sitio para ponerse frente a mis piernas, tiró de mis pantalones dejando lo mío al descubierto. Hinco las rodillas, abrió mis piernas y no tardó ni un minuto en cogerme el pito, flácido y pequeño. Y ahí, en ese momento en el que seguramente en mi sueño húmedo tocaba el cielo con mi sexo ella se inclinó hacia delante y rodeó con sus labios mi miembro. Sara mantenía mi pene dentro de su boca, sin moverse, respirando sobre mi pubis. Dejaba que el calor de su aliento hiciera crecer aquello. La imagen era la mejor del ...
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