1. La última vez


    Fecha: 19/10/2017, Categorías: Infidelidad Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos

    Dices que es la última vez, estás parada frente a la ventana cerrada, es una lluviosa tarde de noviembre. Me dices que esta vez sí vas en serio, que estás enamorada y que te mereces ser feliz. Asiento con la cabeza. Prendes un cigarrillo y te tiembla la mano. Me dices que es lo que siempre has soñado, que eres una chica común, que puede que ahora me des asco. Te sujeto de la cara, apretando tu mentón, te atraigo y te beso la boca jugueteando con mi lengua y me alejo mordiéndote los labios. Meditas, el silencio es aterrador, un crac suena dentro del corazón, pareciera que se escuchan hasta las manecillas del reloj.
    
    ¿Cuándo te he obligado a hacer algo que no quieras?, Muchas veces, Bien ¿cuándo te he obligado a hacer algo que no disfrutaras? Nunca. Puede terminar cuando quieras, esto es sólo un juego.
    
    Fumas desesperadamente, juegas con el paño de la ventana. Te sirves un trago de vodka. Yo me siento a la orilla de la cama y me forjo un cigarro de marihuana con cocaína. Observo tu atuendo, usas esas zapatillas que ya sólo usas cuando vienes a verme, o en mis sueños, unas medias de red con liguero y una falda sastre corta; en la parte superior una blusa negra, delgada y un saco sastre, también negro. No puedes jugar con la mente y con los sentimientos de las personas, no eres Dios. ¿Y eso a qué viene? Te juro que es la última vez. Lo entiendo. Creo que no lo entiendes. ¿Quieres que me ponga a llorar, es eso? ¿Quieres que te detenga y te haga promesas que no pueda cumplir?, ...
    ... Para serte franca sí esperaba algo de tristeza, tal vez un gesto romántico. Se me parte el corazón, pero no puedo hacer nada.
    
    Me acerco por tu espalda y recargo mi cabeza en tu hombro, en lo que mi mano, indiscreta, acaricia tu pubis por encima de los calzones. Huelo tu cabello, me sumerjo en ese delicioso aroma, te tatúo en mis pulmones para siempre. Meto mi mano por debajo de tus calzones y comienzo a magrearte, paso mis dedos como los de un experto pianista de jazz, mis dedos gruesos atacan, se mueven con lujuria y gracia. Gimes, comienzas a humedecer. Susurras: Eres un pendejo. Te pongo boca abajo en la mesita de noche. Levanto tu falda y bajo tus calzones. Aprecio tus hermosas nalgas, un delicioso culo del tamaño justo de mis castigos. Con la mano abierta comienzo a nalguearte, salvajemente, poniéndote las nalgas bien rojas. Espérate, espérate tantito, dices. Me espero pura chingada. Me quito el cinturón y comienzo una serie de azotes brutales, dejando marcas y cicatrices imborrables.
    
    Es la primera vez, me preguntas llorando que qué me pasa, que qué chingados me pasa. Comienzo a llorar, me abrazas, la cercanía del olor de tu cuello me excita mucho. Te sujeto de las nalgas y te pongo sobre la mesa, me agacho para besarte la boca y morderte los labios. Una mordida sumamente violenta. Entre lloriqueos, de los dos, te penetro en sacudidas enloquecidas. Sientes mi verga dentro de ti y me atraes abrazándome con tus pies. Te estoy cogiendo riquísimo, siento que me voy a ...
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