Volver a salir con mi mejor amiga
Fecha: 04/12/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
... el techo del coche evitando que me cayese de lado, y con la otra abriéndose paso entre la fría chapa de la puerta del vehículo y mi tela del vestido, acariciando ahora sí, sin ningún pudor, descaradamente mi culo. Me aprisionó con fuerza un cachete de mi trasero con su mano, mientras me aguantaba todo el rato la mirada esperando mi reacción. Esa vez paré en seco de narrar mi anécdota del baño, ya no podía obviar su caricia.
Recuerdo que desperté de mi estado de embriaguez en ese mismo momento, era como si la borrachera se me hubiese pasado de golpe. De repente había recuperado mi consciencia. Nunca antes nadie que no fuese mi marido me había magreado de esa manera. Recuerdo con nitidez su mano explorando mi culo, su cuerpo pegado al mío, y su rostro tan próximo a mi cara que nuestros labios estaban a punto de rozarse. Un silencio que contrastaba con las risas de antes se había instalado entre ambos cuerpos.
.-“Eres muy hermosa” me dijo mirándome fijamente a los ojos.
Yo en esos momentos no supe que decir. Estaba paralizada. Supongo que había jugado con una bomba de relojería durante toda la noche y ahora me estaba explotando en mis manos. Mi silencio fue interpretado como una afirmación y esta vez la mano de Rober que antes sobaba mi culo, se deslizó hasta acariciar mis piernas al borde de la falda de mi vestido. Notar el tacto de su mano con la piel de mis muslos logró que me estremeciese. Yo continuaba callada, mi respiración comenzó a agitarse. Mis pechos ...
... parecían salirse del vestido. Realmente me estaba excitando pero no sabía qué hacer o que decir. Nunca antes me había encontrado en una situación semejante. Estaba nerviosa perdida, todo un manojo de nervios. Me estaba acorralando.
Rober supo aprovecharse de mi estado y aconteció lo inevitable, se arrimó a mí buscando el máximo contacto entre ambos cuerpos. Por primera vez en mi vida, pude sentir clavado en mi pubis la dureza de otro hombre que no era mi marido a través de la fina tela del vestido. Mis pechos chocaban contra su torso a causa de mi agitada respiración, y para colmo, Rober me obligó a levantar y rodear su cuerpo con mi pierna, facilitándole de esta manera su acceso hasta las partes más íntimas de mi cuerpo. De nuevo pude sentir su entrepierna clavada en mi cuerpo. Se deleitó un rato observando mi estado de nerviosismo antes de su acometida final. Parecía una chiquilla en su primera cita.
Me besó. Me besó en la boca a la vez que su mano se perdía debajo de mi falda acariciando la piel desnuda de mis muslos llegando hasta mis nalgas. Me besó. Me besó y yo me dejé hacer sin saber cómo había podido suceder. Por primera vez en muchísimo tiempo me sentía viva de nuevo.
Una explosión de nuevas sensaciones se apoderó de todo mi cuerpo. No sabría decir que me resultó más estimulante en esos momentos, si su lengua explorando cada rincón de mi boca, su mano acariciando la piel de mi trasero, el bulto de su entrepierna clavado en mi pubis, o el shock mental de saber que ...