1. LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ


    Fecha: 11/12/2020, Categorías: Sexo en Grupo Hardcore, Voyerismo Autor: reininblack, Fuente: xHamster

    ... subiéndosepresto al lecho se arrojó sobre ella y se cubrió con las ropas de la cama.Montse Fernández, medio ahogada debajo del gran bruto peludo, sintió el tieso pene entre suspiernas, y bajó la mano para tentarlo de nuevo.—¡Cielos, qué tamaño! ¡Nunca me cabrá!—Sí, claro que si: lo tendrás todo: entrará hasta los testículos, sólo que tendrás quecooperar para que no te lastime.Montse Fernández se ahorró la m*****ia de contestar, porque enseguida una lengua ansiosa penetróen su boca hasta casi sofocarla.Después pudo darse cuenta de que el sacerdote se había levantado poco a poco, y deque la caliente cabeza de su gigantesco pene estaba tratando de abrirse paso a través de loshúmedos labios de su rosada rendija.No puedo seguir adelante con el relato detallado de los actos preliminares. Sellevaron díez minutos, pero al término de ellos el torpe David Brown estaba enterrado hasta lostestículos en el lindo cuerpo de la joven, que, con sus suaves piernas enlazadas sobre laespalda del moreno sacerdote, recibía las caricias de éste, que se solazaba sobre su víctima,y daba comienzo a los lascivos movimientos que habían de conducirle a desembarazarse desu ardiente fluido.Veinticinco centímetros, cuando menos, de endurecido músculo habían calado laspartes íntimas de la jovencita, y palpitaban en el interior de ellas, al propio tiempo que unamata de pelos hirsutos frotaba el delicado monte de la infeliz Montse Fernández.—¡Oh, Dios mío! ¡Cómo me lastimáis! —se quejó ella—. -Cielos! ¡Me ...
    ... estáisdescuartizando!David Brown inició un movimiento.—¡No lo puedo aguantar! ¡Realmente está demasiado grande! ¡Oh! ¡Sacadlo! ¡Ay,qué embestidas!David Brown empujó sin piedad dos o tres veces.—Aguarda un momento, diablita; sólo hasta que te ahogue con mi leche. ¡Oh, cuánestrecha eres! ¡Parece que me estás sorbiendo la yerga! ¡Al fin! ahora está dentro, ya estodo tuvo. 100 de 107—¡Piedad, por favor!David Brown embistió duro y rápido, empujón tras empujón al mismo tiempo que girabay se contorsionaba sobre el muelle cuerpo de la muchacha, y sufría un verdadero ataque delujuria. Su enorme pene amenazaba estallar por la intensidad de su placer y elenloquecedor deleite del momento.—Ahora por fin te estoy jodiendo.— ¡Jodedme! —Murmuró Montse Fernández, abriéndose todavía más de piernas, a medida que laintensidad de las sensaciones se iban posesionando de su persona—. ¡Jodedme bien! ¡Másduro!Y con un hondo gemido de placer inundó a su brutal violador con una copiosadescarqa, al propio tiempo que se arrojaba hacia adelante para recibir una formidableembestida del hombre.Las piernas de Montse Fernández se flexionaban espasmódicamente cuando David Brown se lanzóentre ellas, siguió metiendo y sacando su largo y ardiente miembro entre las mismas, conmovimientos lujuriosos. Algunos suspiros mezclados con besos de los apretados labios dellascivo invasor; unos quejidos de pacer y las rápidas vibraciones del armazón de la cama,todo ello denunciaba la excitación de la escena.David Brown no ...
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