1. LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ


    Fecha: 11/12/2020, Categorías: Sexo en Grupo Hardcore, Voyerismo Autor: reininblack, Fuente: xHamster

    ... inmenso penecuando alternativamente entraba y salía del sexo de la Montse Fernández penitente. 22 de 107No cabe suponer que un hombre como Ambrosio ignorara el tremendo poder de goceque su miembro podía suscitar en una persona del sexo opuesto, ni que su tamaño ycapacidad de descarga eran capaces de provocar las más excitantes emociones en la jovensobre la que estaba accionando.Pero la naturaleza hacía valer sus derechos también en la persona de la joven Montse Fernández.El dolor de la dilatación se vio bien pronto atenuado por la intensa sensación de placerprovocada por la vigorosa arma del santo varón, y no tardaron los quejidos y lamentos dela linda chiquilla en entremezclarse con sonidos medio sofocados en lo más hondo de suser, que expresaban su deleite.—¡Padre mío! ¡Padrecito, mi querido y generoso padrecito! Empujad, empujad:puedo soportarlo. Lo deseo. Estoy en el cielo. ¡El bendito instrumento tiene una cabeza tanardiente! ¡Oh, corazón mío! ¡Oh... oh! Madre bendita, ¿qué es lo que siento?Ambrosio veía el efecto que provocaba. Su propio placer llegaba a toda prisa. Semeneaba furiosamente hacia atrás y hacia adelante, agasajando a Montse Fernández a cada nuevaembestida con todo el largo de su miembro, que se hundía hasta los rizados pelos quecubrían sus testículos.Al cabo, Montse Fernández no pudo resistir más, y obsequió al arrebatado violador con una cálidaemisión que inundó todo su rígido miembro.Resulta imposible describir el frenesí de lujuria que en aquellos ...
    ... momentos seapoderó de la joven y encantadora Montse Fernández. Se aferró con desesperación al fornido cuerpo delsacerdote, que agasajaba a su voluptuoso angelical cuerpo con toda la fuerza y poderío desus viriles estocadas, y lo alojó en su estrecha y resbalosa vaina hasta los testículos.Pero ni aún en su éxtasis Montse Fernández perdió nunca de vista la perfección del goce. El santovarón tenía que expeler su semen en el interior de ella, tal como lo había hecho Carlos, y lasola idea de ello añadió combustible al fuego de su lujuria.Cuando, por consiguiente, el padre Ambrosio pasó sus brazos en torno a su esbeltacintura, y hundió hasta los pelos su pene de semental en la vulva de Montse Fernández, para anunciarentre suspiros que al fin llegaba la leche, la excitada muchacha se abrió de piernas todo loque pudo, y en medio de gritos de placer recibió los chorros de su emisión en sus órganosvitales.Así permaneció él por espacio de dos minutos enteros, durante los que se ibansucediendo las descargas, cada una de las cuales era recibida por Montse Fernández con profundasmanifestaciones de placer, traducidas en gritos y contorsiones. 23 de 107Capitulo IIINO CREO QUE EN NINGUNA OTRA OCASIÓN haya tenido que sonrojarme conmayor motivo que en esta oportunidad. Y es que hasta una pulga tenía que sentirseavergonzada ante la proterva visión de lo que acabo de dejar registrado. Una muchacha tanjoven, de apariencia tan inocente, y sin embargo, de inclinaciones y deseos tan lascivos.Una persona ...
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