1. LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ


    Fecha: 11/12/2020, Categorías: Sexo en Grupo Hardcore, Voyerismo Autor: reininblack, Fuente: xHamster

    ... ¡Oh!Más vigorosas y más frecuentes embestidas —un brinco poderoso— una verdaderasumersión del robusto hombre dentro de la débil figurita de ella, un abrazo apretado, yMontse Fernández, con inefable placer, sintió la cálida inyección que su violador derramaba en chorrosespesos y viscosos muy adentro de sus tiernas entrañas.Ambrosio retiro su vaporizante pene con evidente desgano, dejando expuestas lasrelucientes partes de la jovencita, de las cuales manaba una espesa masa de secreciones.—Bien —exclamó Verbouc, sobre quien la escena había producido efectossumamente excitantes—. Ahora me llegó el turno, buen padre Ambrosio. Ha gozado usteda mi sobrina bajo mis ojos conforme lo deseaba, y a fe mía que ha sido bien violada. Ellaha compartido los placeres con usted; mis previsiones se han visto confirmadas; puederecibir y puede disfrutar, y uno puede saciarse en su cuerpo. Bien. Voy a empezar. Al finllegó mi oportunidad; ahora no puede escapárseme. Daré satisfacción a un deseolargamente acariciado. Apaciguaré esa insaciable sed de lujuria que despierta en mí la hijade mí hermano. Observad este miembro; ahora levanta su roja cabeza. Expresa mi deseopor ti, Montse Fernández. Siente, mi querida sobrina, cuánto se han endurecido los testículos de tu tío.Se han llenado para ti.Eres tú quien ha logrado que esta cosa se haya agrandado y enderezado tanto: eres túla destinada a proporcionarle alivio. ¡Descubre su cabeza, Montse Fernández! Tranquila, mi chiquilla;permitidme llevar tu mano. ...
    ... ¡Oh, déjate de tonterías! Sin rubores ni recato. Sin resistencia.¿Puedes advertir su longitud? Tienes que recibirlo todo en esa caliente rendija que el padreAmbrosio acaba de rellenar tan bien. ¿Puedes ver los grandes globos que penden pordebajo, Montse Fernández? Están llenos del semen que voy a descargar para goce tuyo y mío. Sí, Montse Fernández,en el vientre de la hija de mi hermano.La idea del terrible i****to que se proponía consumar ana-día combustible al fuegode su excitación, y le provocaba una superabundante sensación de lasciva impaciencia,revelada tanto por su enrojecida apariencia, como por la erección del dardo con el queamenazaba las húmedas partes de Montse Fernández.El señor Verbouc tomó medidas de seguridad. No había, en realidad, y tal como lohabía dicho, escapatoria para Montse Fernández. Se subió sobre su cuerpo y le abrió las piernas,mientras Ambrosio la mantenía firmemente sujeta. El violador vio llegada la oportunidad.El camino estaba abierto, los blancos muslos bien separados, los rojos y húmedos labiosdel coño de la linda jovencita frente a él. No podía esperar más. Abriendo los labios delsexo de su sobrina, y apuntando la roja cabeza de su arma hacia la prominente vulva, se 43 de 107movió hacia adelante, y de un empujón y con un alarido de placer sensual la hundió entoda su longitud en el vientre de Montse Fernández.—¡Oh, Dios! ¡Por fin estoy dentro de ella! —chillaba Verbouc—. ¡Oh! ¡Ah! ¡Quéplacer! ¡Cuán hermosa es! ¡Cuán estrecho! ¡Oh!El buen padre ...
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