1. LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ


    Fecha: 11/12/2020, Categorías: Sexo en Grupo Hardcore, Voyerismo Autor: reininblack, Fuente: xHamster

    ... enguantada mano, de besar —desde luego con aire paternal— sublanca mejilla, e incluso de colocar su mano temblorosa —claro que por accidente— sobresus rollizos muslos.En realidad, Montse Fernández, mucho más experimentada que la mayoría de las muchachas de sutierna edad, se había dado cuenta de que el señor Delmont sólo esperaba una oportunidadpara llevar las cosas a sus últimos extremos.Y esto era precisamente lo que hubiera complacido a Montse Fernández, pero era vigiladademasiado de cerca, y la nueva y desdichada situación en que acababa de entrar acaparabatodos sus pensamientos. 49 de 107El padre Ambrosio, empero, se percataba bien de la necesidad de permanecer sobreaviso, y no dejaba pasar oportunidad alguna, cuando la joven acudía a su confesionario,para hacer preguntas directas y pertinentes acerca de su comportamiento para con losdemás, y de la conducta que los otros observaban con su penitente.Así fue como Montse Fernández llegó a confesarle a su guía espiritual los sentimientosengendrados en ella por el lúbrico proceder del señor Delmont.El padre Ambrosio le dio buenos consejos, y puso inmediatamente a Montse Fernández a la tareade succionarle el pene.Una vez pasado este delicioso episodio, y borradas que fueron las huellas del placer,el digno sacerdote se dispuso con su habitual astucia, a sacar provecho de los hechos deque acababa de tener conocimiento.Su sensual y vicioso cerebro no tardó en concebir un plan cuya audacia e inquietudyo, un humilde insecto, no sé ...
    ... que haya sido nunca igualada.Desde luego, en el acto decidió que la joven Julia tenía algún día que ser suya. Estoera del todo natural. Pero para lograr este objetivo, y divertirse al mismo tiempo con lapasión que indiscutiblemente Montse Fernández había despertado en el señor Delmont, concibió unadoble consumación, que debía llevarse a cabo por medio del más indecoroso y repulsivoplan que jamás haya oído el lector.Lo primero que había que hacer era despertar la imaginación de Julia, y avivar en ellalos latentes fuegos de la lujuria.Esta noble tarea la confiaría el buen sacerdote a Montse Fernández, la que, debidamente instruida,se comprometió fácilmente a realizarla.Puesto que ya se había roto el hielo en su propio caso, Montse Fernández, a decir verdad, nodeseaba otra cosa sino conseguir que Julia fuera tan culpable como ella. Así que se dio a latarea de corromper a su joven amiga. Cómo lo logró, vamos a verlo a su debido tiempo.Fue sólo unos días después de la iniciación de la joven Montse Fernández en los deleites del delitoen su forma i****tuosa que hemos ya relatado, y en los que no había tenido mayorexperiencia porque el señor Verbouc tuvo que ausentarse del bogar. A la larga, sinembargo, tenía que presentarse la nueva oportunidad, y Montse Fernández se encontró por segunda vez,sola y serena, en compañía de su tío y del padre Ambrosio.La tarde era fría, pero en la estancia reinaba un calor-cito placentero por efecto deuna estufa instalada en el lujoso departamento. Los ...
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