1. Besito de buenas noches a mi hija


    Fecha: 12/12/2020, Categorías: Incesto Autor: tezcatlipoca12, Fuente: SexoSinTabues

    ... beso en donde fuera: frente, nariz, barbilla etc. Ella me daba un beso exactamente en el mismo lugar y después nos dábamos un piquito en los labios y ale a dormir. Permanecimos así un tiempo, hasta que una noche en la que ella se escabullía de mis labios con más ahínco, decidí plantarle el beso en el cuello, aprovechando que su cabeza estaba totalmente estirada hacía el lado contrario. En esencia fue un beso normal, pero al hundir mi cara en su cuello, percibí el delicioso aroma de mi nena, lo cual me turbo, pues fue como un afrodisiaco para mí, y para empeorar la situación ella contesto a mi beso dándome uno en el cuello, lo que me genero una sensación como de descarga eléctrica, salí bastante cachondo del cuarto y de inmediato me fui a follar a su madre en la mesa de la cocina, hundiendo mi cara en su cuello, pensando que mi pequeña hija olía mucho más rico que su madre. No lo vi, o más bien no quise verlo como algo sucio, pero a partir de esa noche mis besos siempre caían en su cuello, alargándose cada vez más pues el olor era verdaderamente exquisito, así que unos días después ya no era un beso, mi boca de forma inconsciente recorría su pequeño cuellito dándole besos a toda su extensión, después de lo cual mi nena se entretenía besando mi cuello, sus dulces labios besaban una y otra vez rodeando mi cabeza y al final el piquito de buenas noches, el cual cada vez era menos un piquito, pues había pasado de durar un par de segundos a que nuestros labios se acariciaran por ...
    ... casi medio minuto. Yo salía de su cuarto cada vez más caliente. No miento cuando digo que todo fue aumentando poco a poco y de forma natural, pues pasaron así unos años, no fue sino cuando ella ya tenía 12 que me di cuenta que la cosa se estaba torciendo bastante. -hummm papi, me gustan mucho tus besitos, me dijo una noche mi nena con cara de cachonda mientras cerraba su puerta. Ese fue el momento en que fui consciente de lo que en realidad estaba pasando. Para ese entonces la cosa ya se había desmadrado, yo entraba a su cuarto siempre sin camisa, ella usaba blusas con escotes cada vez más atrevidos, que enseñaban buena parte de sus tetitas púberes, pequeñas todavía pero bien redondas y firmes, ya no existía el juego de esquivar los besos, en cambio yo me sentaba en la orilla de la cama, ella se sentaba y nos abrazábamos, comenzaba con un beso en su boca de ahí mis labios bajaban besando su cuello, me entretenía dando mordidas e incluso lamidas, bajaba por sus hombros y hasta su pecho, mi boca se detenía en el nacimiento de sus senos. Durante este recorrido mi nena emitía risas y uno que otro gemido, cuando yo terminaba ella me respondía todos y cada uno de los besos que yo le había dado, haciendo un recorrido similar al mío, me encantaba su boca caliente y húmeda, me ponía muy mal y al final nos dábamos el consabido piquito de buenas noches, que ya no tenía nada de piquito, nuestros labios se acariciaban por varios minutos y yo salía de su cuarto a punto de venirme. En fin que ...
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