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Atrapado entre gigantas tercera parte
Fecha: 16/12/2020, Categorías: Fetichismo Autor: tupulgarcito38, Fuente: SexoSinTabues
... LLORIQUEOS! A PARTIR DE AHORA HABLARAS SOLO CUANDO SE TE PREGUNTE. Y TE DIRIGIRAS A NOSOTROS LLAMÁNDONOS “MI AMA”. ¿LO HAS ENTENDIDO? Me llevé las manos a los oídos, herido y aterrorizado. -HE DICHO: ¿LO HAS ENTENDIDO? –repitió Carolina, apretando un poco su tremendo puño sobre mi cuerpo. -Sí –dije en un hilo de voz. -¿CÓMO HAS DICHO, INSECTO? –el puño se cerró aún más sobre mí. -Sí. mi ama –dije más fuerte. Me costó mucho llamar “mi ama” a mi hasta ahora buena amiga Carolina. -De hecho aún eres un poco grande para mi gusto –dijo Carolina e inmediatamente tomó un poco de reduxona en una jeringa y me la inyectó despiadadamente. Segundos después mi cuerpo se reducía a un tamaño de 4 ó 5 cms. -Así está mejor –sonrió Carolina-. Y ahora, vamos a casa –se bajo las pantis y me introdujo en ellas dejándome atrapado entre sus calzones en medio de sus piernas ahí tuve que luchar para girar ya que quede pegado a sus olorosos calzones para poder respirar y estar en un punto donde no me golpearan sus gigantescas piernas se bajo el vestido mientras se despedía de las demás. Pronto me vi envuelto en la oscuridad, junto a los calzones de Carolina, sacudido violentamente por sus piernas mientras caminaba hacia su coche. Pasó mucho rato hasta que de nuevo vi la luz. se saco las pantis y me puso sobre una mesa y cuando se abrió vi de nuevo la gigantesca figura de Carolina observándome atentamente. Se había quitado el uniforme del Centro y vestía ahora una Polera blanca y larga. Por primera ...
... vez me fijé en su hermoso cuerpo. La camiseta marcaba sus espectaculares senos y se veían sus hermosas piernas. No sé si era mi nueva perspectiva, pero de pronto me di cuenta de que era una joven realmente hermosa. La verdad es que, aparte de mi lógico miedo, me sentí fascinado por aquella visión. La gigante se sentó sin dejar de mirarme. -Bueno, pequeño, estás muy delgado –obviamente yo estaba desnudo, mis ropas no se habían reducido conmigo-, creo que necesitas un poco de ejercicio. Hay que ponerse fuerte. Podemos empezar por un poco de natación –se rió estrepitosamente. Se levantó y volvió al cabo de un momento con un vaso lleno de agua. Sin ninguna contemplación me cogió entre sus gigantescos dedos y me dejó caer en el vaso, que para mí era del tamaño de un enorme depósito de agua. -¡A nadar, pequeño! Obviamente tuve que empezar a nadar para no ahogarme. Había suficiente agua en el vaso como para que mis pies no tocasen el fondo, pero suficientemente poca como para que me fuese muy difícil asirme al borde y poder sujetarme. Quedaba demasiado alto. De todas formas, un par de veces que logré alcanzar con mis manos el borde del vaso Carolina alargó un titánico dedo y me hizo soltarme. Al cabo de un rato comencé a estar agotado de nadar. Mis diminutos brazos y piernas se movían cada vez más lentamente. “Voy a ahogarme” –pensé- “voy a ahogarme en un vaso de agua y Carolina va a dejarme morir de esta forma terrible”. La gigante había estado todo este rato mirándome luchar por mi ...