Compañeras de universidad (II)
Fecha: 30/12/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos
... como movidos por un resorte, eran de buen tamaño, su color eran del mismo que el resto de su piel, seguro de tomar el sol en toples, no tenía prácticamente aureolas pero si unos sobresalientes pezones.
—Tere, sujétate los pechos con las manos y ofrécemelos.
Acalorada, ella obedeció, se los acaricié con mimo y le mordisqueé los pezones con delicadeza. Se los chupé, se los succioné, se le pusieron erectos y duros como piedras. Me desbroché los botones de mi camisa y su lengua recorrió mi cuello, sus dientes mordieron mis pezones por encima de la tela del sujetador consiguiendo que la excitación llegara al límite y más cuando sus manos empezaron a deshacerme de mi pantalón.
No quería ir tan rápido, quería explorarla a placer, así que la tumbé en la cama. Me libre de mi ropa y me tumbé junto a ella, mi mano resbalaba por su pecho hasta encontrarse con uno de sus pezones. Hice círculos sobre él observando sus reacciones, y sustituyendo el dedo por mi boca. Le succioné el pequeño botón hasta el límite, una y otra vez. Ella se arqueaba, gemía y me agarraba la cabeza. Seguí con los dedos entre la tira de su tanga y acaricié su pubis con poco pelo y bien definido, como pude ya palpar e intuir en el hotel.
—Encoge y separa bien las piernas —le digo.
Enardecida y exaltada, hizo lo que le ordené. Me arrodille frente sus piernas. Tiré de la tela, esta pasó entre sus nalgas, apretando un rosado agujero del ano y por entre los labios carnosos de su sexo. Mis manos pasaron ...
... desde los tobillos ascendiendo por la cara interna de sus muslos. Había cerrado los ojos saqué la lengua y pasándosela muy lentamente, por sus ya mojados labios la hice jadear. Después introduje un dedo en su cálido interior, lo moví para darle placer, entonces ella abriéndose las nalgas con las dos manos ante mi sorpresa me ordenó y yo la obedecí.
—Cómeme el culo, me gusta —metí mi lengua entre sus nalgas y empecé a lamérselo, se abría con placer ante las caricias de mi lengua.
Empezó a gemir:
—Así, así, más adentro —Me agarro del pelo y apretó mi cabeza entre sus muslos, mi lengua estaba completamente dentro de su culo y se movía lamiendo todos los rincones.
—Oh, como me gusta esto —Mi lengua se movía a toda velocidad entre ambos agujeros.
—Ahora me toca a mí, déjame.
Me tumbé con las manos apoyadas bajo la cabeza y la dejé hacer. Sus manos acariciaban mi pecho, mi estómago y mis piernas, me llenaba de besos todo el recorrido. Paseó sus dedos por mi excitado coño acariciándolo, notaba mis labios vaginales hinchados de deseo, deslizó un dedo por mi mojado agujerito lo movió unos segundos y metió un segundo dedo mientras me decía ‘estás caliente’. Cuando siento que no puedo aguantar ni un segundo más, la aparto e intento tumbarla en la cama.
—No… déjame hacer a mí —mientras tira del tanga sacándoselo.
Se montó a horcajadas sobre mi pelvis. Sus movimientos son lentos, quizás inexpertos. Apoya las manos en mi pecho para darse impulso, y yo aprovecho la ...