Hijas del Sol Naciente p3
Fecha: 31/12/2020,
Categorías:
Dominación / BDSM
Fetichismo
Autor: pepejuxn, Fuente: xHamster
... desmallada de dolor. Esa noche me abrió los ojos a un nuevo mundo. Después, mi esclavo pasaba por mi cuarto todos los días, sin faltar ni uno. Y así seguimos durante meses, sometiéndome a castigos cada vez mayores, y así seguiría aún hoy si no fuese por mi madre. Y es que durante las últimas semanas de mi felicidad la situación había llegado a ser extrema. Ya no me bastaba con ser sodomizada, a lo que por otra parte ya me había acostumbrado, y al comenzar a sentir placer con ello perdí interés; ahora pedía a mi esclavo que me diese latigazos, que me quemase con cera, o que me pegase con una regla en las palmas de las manos. Había llegado a conocer nuevos límites de sufrimiento, y pasaba nuestras sesiones retorciéndome y gritando de dolor. Mi madre solía oír los gritos, y empezó a preocuparse. En varias ocasiones me preguntó por ello, pero más o menos conseguía convencerla de que no pasaba nada. Hasta que de pronto empezaron a notárseme las marcas de los golpes… Mamá comenzó a sospechar, y ante su insistencia tuve que deshacerme de él…La princesa parecía pensativa. – ¿Y desde entonces no has vuelto a estar con un hombre, desde los catorce años?- le preguntó al fin. – No, durante estos dos año sólo me ha quedado la masturbación, pensar en los buenos momentos.- La princesa Juriko siguió hablando: – bien, voy a hacerte un favor. ¿Te gusta mi esclavo, verdad? Pues te lo voy a prestar un rato. Le daré órdenes de que haga contigo lo que quiera. Eso te gustará, ¿no? – La señorita ...
... Lydia asintió con la cabeza. – Bien. Además, te voy a enseñar a disfrutar siendo tú la dominanta. – Bajando la vista, se dirigió a mí: – vas a entrar con Lydia en el cuarto de al lado; quiero que le hagas todo lo que tú quieras. ¿De acuerdo? Debes hacerle daño. Cuando entres en ese cuarto, tú eres el amo y ella la esclava, pero con una única condición: después Lydia me contará lo que habéis hecho, paso por paso, y yo te haré a ti lo mismo. ¿Lo has entendido? – Yo estaba algo perplejo. Había estudiado en la escuela algo sobre ese tipo de desviaciones femeninas, sobre mujeres que se someten a los hombres. Según los libros era una conducta aberrante, y las mujeres que la practicaban unas enfermas. Me sorprendió que mi ama fuese tan abierta con ese tema, y mucho más que se prestase a participar en ello. No obstante, y a pesar de mi educación masculina tradicional, debía obedecer sus deseos, así que le contesté: – si ama, gracias, ama. – E inmediatamente acompañé a la señorita Lydia al cuarto que mi señora me había indicado, la dejé pasar delante de mí y cerré la puerta.Salimos de allí pasadas dos horas. Abrí la puerta para que ella saliera, y lo hizo desnuda y cabizbaja, sonrojada, y sin atreverse a mirar a la princesa. Además, caminaba con dificultad. Mi señora se levantó inmediatamente, se acercó a ella, la rodeó con sus brazos y besó su mejilla. – ¿Lo has pasado bien? – La señorita Lydia sólo asentía con la cabeza, sin atreverse a decir nada. Mi señora siguió hablando. – Estas ...