La hija de papi.*
Fecha: 22/10/2017,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Vladimirchavarria, Fuente: SexoSinTabues
Hola a todos, trabajo como chofer escolta en México y esto sucedió hace 3 años. No diré para que familia trabaje, ni el nombre real de la protagonista. Graciela. Una chica atractiva de 1. 70, pechos chicos, delgada, cadera mediana, tez blanca, cabello largo. Eso, no se comparaba con su mal genio, algo elitista y muy payasa. Siempre terminaba por correr a los compañeros que trabajaban con ella. Tenía que aguantar sus humillaciones, los problemas en los que me metía. Una ocasión entro a un antro y salió por la parte de atrás; solo por fastidiar y hacer que me regañaran. Ella tenía por costumbre salir de fiesta desde el viernes, saliendo de la universidad. Se le ocurrió hacer una fiesta en una de las casas de descanso en Cuernavaca. Como era costumbre siempre esperaba afuera en el auto. Entrada la madrugada se empezaron a escuchar gritos y mucho ruido, por lo que entre a la casa para ver que sucedía. Al entrar veo a los chicos besando con su respectiva pareja, otros cantando a gritos y unos cuantos aventándose de cosas. En uno de los sofás estaba Graciela, totalmente borracha e inconsciente. Sin pensarlo la lleve a la camioneta, abrí la puerta trasera e intente acomodarla. En el trayecto, sin querer rosaba sus muslos; pues déjenme decirles que ese día vestía una minifalda de mezclilla, unas medias negras que transparentaban sus hermosas piernas blancas, unos botines, una playera negra, bien ajustada. Al acomodarla primero la puse agachada, para poder empujarla hacia dentro, ...
... pero en eso pensé que tal vez sería hora de un desquite. Como estábamos en un lugar un poco obscuro y apartado, comencé lo siguiente: Acaricie su redondo trasero, bajo esa mini, luego mis manos se paseaban por sus piernas. Me agache a la par de ella para poder sentir su cuerpo, oliendo su cabello que tanto cuidaba. Baje su bóxer negro, para inclinarme y disfrutar con la boca el sabor de su semi depilada vagina, junto con el de su culo. Ese sabor me excitaba, cada vez. Ahora mi lengua recorría sus bien formadas piernas, al punto de dejarle húmedas las medias. La acosté boca arriba, le subí su playera junto con un brasier rosa, contemplando sus pezones rosas. Estruje sus pechos con ansia, con una mano abrí su boca, para que la mía invadiera la suya, su lengua aún tenía ese sabor a tequila. Casi inconscientemente mi mano jugaba y apretaba su clítoris, un dedo dentro de esa vulva ya mojada. No paraba de besarla y al mismo tiempo le gritaba al oído lo puta que era y lo mucho que la despreciaba por ser una persona tan arrogante, tan prepotente, tan desconsiderada con los demás, tan caprichosa, por lo importante que es su padre. Baje mi pantalón, sacándome el miembro, clavándolo en su rica vulva de un solo golpe, besando su cuello, entre mordiendo sus pezones. Graciela estaba tan inconsciente que no era capaz de sentir mis rudas embestidas; ni siquiera era capaz de contestarme cuando le gritaba lo mucho que la despreciaba, pero también lo mucho que se me antojaba y lo mucho que la ...