1. La pérdida de la inocencia


    Fecha: 11/01/2021, Categorías: Gays Autor: Pavic, Fuente: SexoSinTabues

    ... hombres”-le respondí –“en fin, vete a dormir”-. -“¿Se siente así de bien?”- preguntó. -“Gonza, si tu mamá se entera que te dejé ver esa película me mata” -“¿Pero se siente así de bien?”- insistió. -“Ya lo descubrirás cuando crezcas…ahora ve al cuarto de al lado a dormir, está preparado”- Se mostró algo desilusionado, era inevitable que al enterarse tan abruptamente del mundo sexual desconocido para él le vendrían las mil preguntas a su cabeza. Guardó silencio por un minuto, y ya en el umbral de la puerta se devolvió, con una oferta que jamás en la vida podría haberme negado: -“Me quedaré contigo, me da miedo dormir solo… ¿puedo?”- Me hice a un lado y se acomodó, al poco rato y tras el doble baño de piscina y tina su cuerpo le pasó la cuenta y se quedó profundamente dormido con la bata puesta, boca abajo, botando algo de saliva por la comisura de su boca. Me disponía a taparlo con una frazada, pero me quedé contemplando otra vez su culito respingado, con sus piernas separadas y la bata algo más recogida. –“No, no, no…. Ni siquiera lo pienses”- me dije. Me levanté y me serví un refresco bien frío para que se me pasara la calentura y el éxtasis, por ningún motivo quería robar esa inocencia así de abrupto, le pertenecía y debía entregarla a quien él quisiese, pero fue inevitable; regresé de vuelta al lecho matrimonial, me puse tras sus piernas, levanté su bata y acerqué mis fauces hasta su exquisito culito para besarlo. Lo hacía con suavidad, y pensaba “no pasaré de esto”, ...
    ... separaba sus nalgas despacio, seguía tocando con mis labios la textura de su trasero aterciopelado, hasta que por fin tuve a la vista aquel anillo anal indemne, suave, limpio y jamás explorado. Con algo de temor, y con el pulso a mil, asomé mi lengua con cuidado, comencé a recorrer cada centímetro de sus corrugados pliegues, y cuando lamí lo más hondo de sus recónditos y oscuros interiores Gonzalito soltó un gemido que jamás en la vida olvidaré, sufriendo un golpe nervioso tan eléctrico que se terminó volteando, respirando agitado y con su verguita erecta, levemente asomada por su pequeño glande. Del susto me quedé sentado, respirando tan agitado como Gonzalo, mi lengua aún tenía el sabor de sus entrañas y nos mirábamos sin decir una sola palabra. El niño sobaba su culito con uno de sus dedos, hasta que finalmente se justificó: -“tengo cosquillas”. Siguió calmando su hormigueo ayudado de su dedo anular, sobando sólo la periferia de su lubricado ano, sin dejar de mirarme –“¿qué me estabas haciendo?”- interrogó – No supe qué decirle, ni cómo justificarme, ni cómo echar pie atrás a mis impulsos, me acerqué un poco más, desanudé su bata dejando su pecho, torso y caderas al desnudo, bajé mi cabeza en dirección a su ano y simplemente le respondí: -“Esto”. Reanudé mi felación anal, lamía con vil impetuosidad cada rincón de su cavidad virgen, jugaba con él metiendo y sacando mi lengua, y por algunos minutos su carita era de total desconcierto; hasta que su expresión cambió cuando le ...
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