1. Carlota e Isabel


    Fecha: 13/01/2021, Categorías: Incesto Autor: MissFlorMayo, Fuente: CuentoRelatos

    ... piedad. Al fin y al cabo, ya era mía. Me corrí muchas veces mientras le metía la polla hasta el fondo. Luego le saqué el plug del culo y le metí la polla para terminarle de romper el culo de zorra que tenía. Por último, me senté en su cara y me corrí en su boca muchas veces más. Luego me dediqué a hacerla correrse. Con la boca y las manos la hice estremecer, hay cosas que no podemos controlar. Pero la vida me tenía más retos. Carlota se mojaba, pero no se corría.
    
    Apenas comenzaba la diversión…
    
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    Como ya les dije anteriormente, Carlota se mojaba, pero no se corría. Hice todo lo que sabía y no lo logré. La comí el coño con hambre, con deseo, también suavemente, luego salvajemente, con dolor. La mordí, la besé, la chupé toda. Le follé todos los agujeros con mi polla sujeta al arnés. La follé hasta desfallecer, pero no lo logré. Dominé su cuerpo, más no su mente. Tenía que lograr romperla, para que así fuera mía del todo.
    
    Me levanté de la cama a ducharme y a comer algo y la dejé ahí atada. Era la primera vez que duraba tanto tiempo follando y con tanta intensidad, estaba hambrienta. Me imaginé que ella también lo estaría, pero se me ocurrió que eso podría servirme para doblegarla. Después de ducharme, fui a la cocina y preparé unos huevos rotos con jamón y patatas fritas. Me fui a la habitación y me senté justo delante de ella a comer y a beberme una cerveza bien fría. La veía como tragaba saliva, pero no me decía dame de comer. En más de una ...
    ... ocasión le dije que si quería comer sólo tenía que pedírmelo. Lo único que tenía que hacer era comerme el coño. Con odio y lágrimas en los ojos, se negaba a darme lo que quería, tenía espíritu de mártir. Ya veríamos cuanto le duraría el numerito, pensé. Lavé su cuerpo, para que siguiera apetecible y la volví a tocar el coño, le metí varios dedos hasta meterle el puño y se tensaba y se mojaba, pero no se corría. Cuando le saqué la mano de adentro, me la chupé toda y luego le chupé el coño mojado de zorra. Por un momento pensé que estaba a punto de correrse, pero tenía un control mental la muy puta, que volvía a cero de cien, en un milisegundo.
    
    Pasaron un par de días, en los que seguí follándola y no dándole de comer, sólo de beber. Le enganché una correa al collar que le había puesto y así, en cuatro patas la llevaba al baño para que hiciera sus necesidades con la puerta abierta. El agua se la puse en un cuenco de perro que tenía de un perrito que se nos había muerto hacía un tiempo. Me ponía loca verla como una perrita bebiendo agua del cuenco. Tengo que admitir, que nunca había estado tan salida, me sentía en un estado orgásmico permanente. Era la mejor idea que había tenido.
    
    También pensé que sería mucho tenerla en el piso tanto tiempo, que alguna mojigata de sus amigas aparecería o incluso el pastor de la iglesia. Así que decidí llamar a un amigo para que me ayudara a llevarla a una casa que tenía en las afueras de una aldea perdida a la que nadie se acercaba. Allí ...
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