1. UNA NUEVA AURORA. La primera sumisión


    Fecha: 17/01/2021, Categorías: Dominación / BDSM Hardcore, Fetichismo Autor: ibero, Fuente: xHamster

    ... miraba sus pezones apretando sus pechos con las manos, en un movimiento ya habitual en este corto periodo de tiempo en el que llevaba los pechos atados y que a este paso se convertiría en un tic. Se diría que la fina capa que envolvía sus pezones, al secarse se contraía, y lo que notaba era una suave opresión de esa transparente piel que envolvía sus hinchados pezones, encantadora y excitante sensación. La gustó tanto esa sensación que quiso repetirla, para ello volvió a introducir su dedo entre los dos grandes labios de su vagina y, como ocurrió minutos antes, no hizo más que meter la punta cuando se deslizó por él un fino reguero de ese preciado ungüento, que más rápido de lo que pensaba, le fue cubriendo hasta llegar a formarse una gota en la parte inferior del dedo, con la clara intención de desperdiciarse al caer al suelo. Antes de que cayese introdujo otro dedo, el corazón, fue subiendo ambos abriendo los labios de su vagina y recogiendo en medio de los dos ese exceso de flujo causado por su constante excitación. Cogió por debajo su pecho derecho y lo levantó para comenzar a extender por el pezón ese maravilloso fluido. Para eso colocó los dos dedos impregnados de flujo de tal manera que el pezón ...
    ... quedó entre ambos, y moviendo su pecho lo restregaba a la vez que volvía a empaparlo con ese preciado jugo, apretando más o menos según la pareciese pasaba su pezón entre los dos dedos, sin prisa, disfrutando del momento.Levantó su otro pecho y comenzó a extender la capa de flujo por él, justo cuando esa sensación que buscaba se estaba comenzando a producir en el primero, - ¡ Dios ! que sensación tan excitante - pensó. Su pezón ya estaba envuelto con esa capa transparente y brillante cuando alzó su pecho un poco más y comenzó a soplar ligeramente sobre su pezón, el proceso se aceleró y quedó embutido en esa segunda piel, más duro como consecuencia de esa fresca brisa que salía de sus labios. Apretó con ambas manos sus pechos mirando su reflejo y luego miró a la cámara, está seguía grabando aunque ella la había olvidado por completo, pero al maestro seguro que le gustaría ver esa secuencia de absoluta entrega. Cogió un paquete que había dejado encima de la cómoda, envuelto y metido dentro de una pequeña bolsa de plástico. Se trataba de unas bragas de algodón, blancas con unas pequeñas flores bordadas utilizando todos los colores primarios. Las clásicas bragas de toda la vida, como se lo había pedido su maestro. 
«12»