1. Un taxista con sorpresa


    Fecha: 22/01/2021, Categorías: Anal Sexo con Maduras Tabú Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... apoyara mis manos sobre la tapa del baúl. Después me obligó a abrir las piernas y entonces un rápido manotazo separó mis labios vaginales humedecidos.Entonces incrustó su pija tiesa en mi concha. Fue un embate seco que me hizo temblar de placer. Lo sentí entrar entero y me sorprendió no sentir tanto dolor con semejante grosor y dureza.Mi concha comenzó a chorrear mis fluidos enseguida, notando esa verga entrar y salir de ella con tanto gusto. El taxista aferró mis tetas desnudas y me bombeó la concha como un enloquecido, mientras murmuraba a mi oído toda clase de groserías…Me hizo acabar gimiendo como una hembra en celo, dejándome le cuerpo temblando sin ningún control. Apenas lo notó, el hombre se salió de mi concha y me hizo regresar al asiento trasero con él.Me ordenó que le limpiara la verga con mi lengua.Mientras me deleitaba con esa pija en mi boca, mi celular comenzó a repicar. Era mi adorado esposo, preguntándome por qué estaba tan demorada. Justifiqué mi ausencia diciendo que había salido tarde de mi oficina y, para peor, el tránsito estaba demasiado pesado. Pero ya estaba viajando en taxi y en menos de media hora estaría en casa…Mientras hablaba con Víctor, el taxista me sentó sobre su regazo, metiéndome un par de dedos en mi culo para dilatarlo.Entonces dejé escapar un aullido de dolor, cuando su ...
    ... verga traspasó mi apretado esfínter en un brutal embate a fondo. A mi esposo le dije que me había golpeado contra el asiento delantero del taxi, durante una frenada muy brusca.Colgué al fin y me abandoné al placer de sentir esa tremenda verga enterrada en mi estrecho culo.Me sentía empalada en esa increíble pija y eso me mataba de placer. Lo cabalgué por un buen rato, sintiendo sus duras manos en mis caderas, dirigiendo el ritmo de esa cogida infernal.Por fin sus manos me sostuvieron sobre su verga y entonces pude sentir que el semen invadía mi ahora dilatado ano. El taxista cayó hacia atrás y allí quedó exhausto, tratando de recuperar el aliento.Después ambos nos vestimos y regresamos hasta la puerta de mi casa. Insistí en pagarle por el viaje; pero el taxista intentó rehusarse, diciendo que ya le había pagado con creces.Gané la batalla, pero entonces decidí gastar el dinero de Víctor y hacerlo pagar a él. Eso me provocaba algo de morbo.Entré al comedor y le dije a mi adorado esposo que saliera a pagar por el viaje. Le expliqué que había olvidado mi monedero en la oficina.Víctor salió refunfuñando y tardó un buen rato en volver.Media hora después regresó sonriendo y comentando que el mundo es un pañuelo: se había quedado conversando con el taxista, quien resultó ser un viejo compañero suyo de la escuela secundaria… 
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