1. Un Militar, un policía, un pirata y un cura....


    Fecha: 24/10/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... no serían así. Al muy guacho se le puso la pija como nunca, mientras los demás aplaudía la situación.
    
    Comencé despacio hasta que los miembros fueron endureciendo, luego le dí una mamada como para que acabaran rapidamente, pero no conseguí el objetivo.
    
    A esta altura ya me olvidaba de Daniel. No podía creer que estuviera contestando tan naturalmente esas preguntas.
    
    Durante el interrogatorio podía ver la pija dura del sacerdote.
    
    Comencé por los huevos, hasta tragarme la mitad y succionar con rapidez, lo que hizo que en pocos segundos, el interior de mi boca se llenara de la espesa leche del cura.
    
    Todos aplaudieron y siguieron con sus barbaridades.
    
    Ya se estaban consumiendo los treinta minutos, aunque por mi quería que no llegaran nunca.
    
    En eso interrumpió el militar. Mientras su manos se metían por mi escote y apretaban mis pechos.
    
    A todo esto, ya se había encendido el televisor y negro se estaba montando por detrás a una rubia. Esto me calentó aun más.
    
    Me tiraron en la cama, el pitara me desnudó la parte de arriba y el policía la de abajo. En pocos minutos estaba totalmente desnuda y expuesta.
    
    Se sumaron los otros dos. Los dedos se metían por la concha y por el culo, otro me sobaba las tetas, mientras otras pija se introducía en mi boca. Estaba muy caliente.
    
    Empecé a moverme y a gemir de placer.
    
    Me acomodaron en cuatro patas. El sacerdote comenzó a cogerme, mientras debajo mío, el policía me estimulaba el clítoris. Me estaba comportando como ...
    ... una verdadera puta, sin importarme que Daniel podía estar sufriendo. En el video podía ver como la rubia se tragaba la leche del negro. Uno a uno fueron cambiando posiciones, hasta me pusieron la cachiporra del policía dentro de la concha. Estuve arriba y abajo, de uno y otro costado y me traguè todas las pijas.
    
    Ahí reaccioné que todavía no había tocado la pija del general.
    
    Cuando sacó la pija, pude comprobar que era mucho más larga y gruesa que la de marido y de todos los demás. Por eso la tenía guardada. No me quedó otra que chupar, pasé por los huevos, el tronco y la punta. No me entraba en mi mano. Lo peor fue cuando me pidió que le chupara el culo. No me quedó otra, porque estaba muy violento.
    
    Luego se dirigió por detrás y pidió la crema. Ese fue el primer momento que tuve miedo. El lo notó.
    
    Uno de los muchachos llegó a meter tres o cuatro dedos en mi culo, hasta que el militar pidió el lugar, los otros dos me tenían fuertemente. Cuando entró la cabeza, grité de miedo, porque en realidad el placer tapaba el dolor.
    
    En la televisión dos rubios se montaban a una negra por delante y por detrás. Yo ya me imaginaba en esa posición.
    
    Los centímetros fueron entrando uno a uno, hasta que más de la mitad estuvo adentro, ahí aceleró el ritmo. Comencé a sentir algo de dolor.
    
    El cura y el policía se turnaron para entretener a mi boca, mientras el milico continuaba las enbestidas.
    
    El pirata, que tenía una pija parecida a la de Daniel, se acomodó debajo, primero ...