Gemelos en acción
Fecha: 30/01/2021,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Conocí a Christian en la Facultad, ambos estudiamos psicología, amamos estudiar el comportamiento humano y la forma en la que la mente funciona. Tratamos de ser sociables, nos saludábamos cordialmente, pero eso era todo; estuvimos así al rededor de dos años de estudio, poco nos acercábamos; una vez que pasamos a modalidad flexible, coincidimos en varias de nuestras clases y por la relación previa que teníamos, terminamos haciendo equipo en una de las materias más pesadas, es así que fuimos conociéndonos más y más hasta que nos hicimos novios. Tengo que admitir que siempre me había atraído, era alto, bronceado, de cabello lacio y negro con ojos de color miel y una boca esplendorosa que incitaba al pecado, así es, también había pensado en él de esa forma.
Bueno de cualquier forma comenzamos a salir, ya saben, los primeros meses eramos los típicos novios de manita sudada, casi al año de nuestra relación decidimos irnos de vacaciones por primera vez juntos, a la playa, vaya que trillado, siempre suceden estas cosas en la playa. En una de esas noches de luna comenzamos a besarnos tiernamente, hasta que poco a poco sus besos se fueron haciendo cada vez más intensos, su mano fue bajando por mi cuello hasta llegar a mis tetas, al principio me sorprendí, pero luego me deje llevar, sorprendiéndome nuevamente por lo mojada que ya estaba, recorrí su rostro con mi mano mientras lo besaba, nos alejamos mirándonos y notando cuan pesada se había vuelto nuestra respiración, le rogué con la ...
... mirada que me quitara la ropa mientras hacia lo mismo con la suya, me saco el bra y las pantys y yo le quite su boxer nos miramos y sus manos se posaron en mi caderas y las mías en su pecho, deslizó su mano hasta mi clítoris, me arranco un gemido, me siguió tocando haciendo que me moje con cada roce de sus dedos, era dulce y cariñoso, mordía mis pezones y los ponía duros, me besaba el cuello y podía oír su respiración sobre mi, no pude más y le pedí que me dejará satisfacerlo a él también, metí su pene en mi boca, jugando lentamente con mi lengua, saboreando cada gota de sus liquidos, jugando con sus bolas, escuchándolo gemir y viendo su linda carita de placer, lo cual hacía que me moje aún más, no lo soporto y me arrojo a la cama, primero me dio un suave beso y después metió su duro pene en mi vagina, ¡Oh Dios!, que delicia, entrelazamos nuestras manos, mientras nos íbamos en una vaivén de caderas, el siempre tan suave, pero tan intenso, tan rico,ver sus musculos trabajar, ver su cara llena de placer, sus gemidos, me producía enormes sensaciones cada vez que lo sacaba y lo metía,, así estábamos hasta que explotamos juntos en un hermoso orgasmo, ¡aaah! fue lo máximo. Nuestra viva sexual era maravillosa, él siempre me dejaba satisfecha, probábamos poses diferente, nuestra carrera nos daba apertura de mente y eso ayudaba. Un día después de salir a cenar me llevo a su casa, obviamente para una rica sesión de sexo, pero algo era diferente, tenía una pícara sonrisa en los labios, ...