1. Mi Suegro Favorito


    Fecha: 27/10/2017, Categorías: Tabú Sexo con Maduras Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... surcando las aguas de su piscina.-¿En serio estabas trabajando ayer?- pregunta ella ya completamente distendida.-… … Tenía que terminar el pasado viernes, pero estaba trabajando en la moto de un buen cliente y amigo. Era un encargo muy creativo y no lo quería dejar a medias-El tono del viejo es muy bajo y Marina tiene que afinar mucho el oído para poder escucharle más allá del sutil romper de las olas que ella misma provoca. No deja de moverse para intentar mantener su temperatura corporal. Tiene algo de frío, pero no quiere abandonar ese manto acuático mientras Marcela siga ahí.MARINA: Dudo que tu mujer sirva la mesa en una hora. Si acompaña a Alejandra…JULIÁN: Solo la acompaña hasta Fuerte Castillo y se vuelve. No creo que se quede.MARINA: Y entonces ¿Cómo vuelve su amiga?JULIÁN: El hijo de Alejandra vive en la ciudad, pero hace turnos y a veces no la puede acompañar. Te lo cuento porque, más de una vez, Marcela la ha llevado para que vea a su familia, y luego la ha dejado ahí y ha vuelto sola.Notando cierto disgusto en la voz de su anfitrión, la chica intenta prestar atención a una pequeña chispa de lucidez que brilla en su pensamiento y que le pide que se vista ya y que se vaya de una vez. Sigue muy cachonda, pero esos instantes de quietud mojados por las bajas temperaturas del agua pueden llegar a ser terapéuticos para su degenerada lascivia.-Adiós, pareja- grita Marcela mientras traspasa los límites de su jardín.-Adiós- se añade Alejandra en un tono más comedido.Ni ...
    ... Marina ni Julián verbalizan su respuesta, solo escenifican sutiles gestos que refrendan la correspondiente réplica. Mantienen el silencio mientras observan y escuchan: primero, el sonido oclusivo de las puertas del auto; después, la marcha del motor estacionado; más tarde, el crujir de la gravilla bajo esos neumáticos giratorios; y, finalmente, el menguante rumor de una combustión mecánica que aleja a ese par de viejas amigas.Tras volverse este inaudible, ni el uno ni la otra se atreven a mancillar ese pacífico silencio rural que les abraza de nuevo. Solo algunas miradas amables les electrocutan fugazmente, con una cálida y tenue corriente, mientras Marina sigue nadando.Julián, resignado, destierra sus urgentes elucubraciones cruzadas como aquel borracho que se sabe incapaz de pensar razonablemente. Quiere a su mujer y le tiene un gran respeto. Sabe que terminar de cometer el error que ha empezado con Marina podría marcar la opinión que él mismo tiene a cerca de su pulcro matrimonio y respecto a sí mismo.No obstante, los embriagadores sentimientos que siente por esa niña distorsionan su voluntad. No se trata solo de algo físico. La engañosa magia del enamoramiento está consiguiendo embaucarle por primera vez en su vida. No es un individuo curtido en esta clase de asuntos y no consigue cerrar la puerta a ese cautivador embrujo juvenil.“¿Qué demonios me pasa? Siempre pensé que las letras de las canciones de amor y las películas románticas exageraban sus arrebatos; pero esta ...
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