DESPUES DE UN KARAOKE, TAN SOLO ME QUEDA TU MELO
Fecha: 20/02/2021,
Categorías:
Erotismo y amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Las locuras, las pequeñas locuras que dan sentido a la vida, una vez ya cometidas, se quedan grabadas en la memoria, a fuego intenso, eternamente y con la esperanza de poder repetirlas alguna que otra vez. Y supongo que con esa ilusión, con esa vana inquietud, muchas tardes al regresar de mi trabajo, cambiaba mi ruta y me dejaba caer por aquel karaoke, donde un baño fue testigo de una pasión, con aires de locura, hace ya algunos días.
No recuerdo el total de veces que me senté en la misma mesa de aquella tarde tan especial, con un periódico, con un libro, tomando una copa y esperando a que aquella mujer, llamada Deseo, apareciera como la otra vez, con sus amigas. El karaoke, funcionaba también como lugar de cafés, de copas, de cervezas, y tan solo, en algunos momentos, los cantos de los aspirantes a cantantes, ocupaban el pequeño escenario de un lugar en pleno centro de Madrid.
La suerte, se encuentra si se busca, y un martes primaveral, después de unas tres semanas de nuestro primer encuentro, ella, apareció por la puerta.
Vestía una falda negra, sin medias, y un vestido ceñido de color rojo, sin mangas, entallado a su diminuto cuerpo. Zapatos de semi tacón y el pelo algo alborotado. La vi entrar, antes de que ella se diera cuenta de que yo estaba, pero esos escasos segundos, me bastaron para fijar mi mirada en ella, esperando que Deseo, me viera y nuestras miradas se encontraran con toda la naturalidad del mundo.
Ella me vio, y se acercó a mi mesa. Me levanté, ...
... dejando caer el periódico en la silla contigua, mientras me preguntaba, como debía recibirla… ¿con un beso de pasión?, ¿con un roce de labios?, ¿con unos besos en la mejilla?
Ella se acercó con una sonrisa inmensa, y quisimos ser corteses en la salutación, besos en las mejillas y un abrazo…venia feliz, muy feliz, un ascenso en su trabajo le bastó para decirme, “Me has dado suerte”
Nos sentamos a charlar de su trabajo, del mío, de cosas varias, de internet, de la vida, del pasado, pero ninguno de los dos hizo mención alguna del encuentro que tuvimos hace unas tres semanas. Un té, un café, llamadas de teléfono y primer acercamiento. Un roce de labios, un pico. Besos con sabor a café.
-“Perdona, Deseo, pero aun no se tu nombre, y quisiera saber cómo llamarte, aparte de por Deseo”
-“Sara, me llamo Sara”
-“¿Y porque no me lo dijiste la otra vez?
-“ja ja ja, porque así, tengo algo más de misterio”
Me levanté un momento para ir al baño, y al regresar, me situé detrás de ella, le aparté la melena y le dije al oído, “Sara, te deseo”, mientras le besé con suma dulzura esa parte de su cabeza.
Ella me sonrió y respondió, “eso está bien”.
Volví a sentarme en la mesa, y le agarre la mano. Temblaba. Estaba nerviosa por su ascenso y por alguna razón más.
Pagué la cuenta mientras ella estaba hablando por teléfono. Al terminar me miró y me dijo, “Ya estoy toda para ti”
-“¿Si?, ¿Seguro?”, sonreí pícaramente…
-“Claro que si”
todo su cuerpo, cada milímetro de ...