Bisexual me llaman
Fecha: 25/02/2021,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... en su empapado coño. Suave, caliente, tan acogedor y apretadito como siempre, cojonudo.
Los tres hemos acompasado nuestros movimientos en una follada tranquila, a ritmo lento, determinado por el consolador que Elena maneja en mi culo. Me pone verdaderamente cachondo sentir muy dentro la polla de silicona, adelante y atrás, sin llegar a salir nunca del todo, al mismo tiempo que noto en mi rabo el roce y la presión de las paredes vaginales de Encarna, quien apenas mueve sus caderas, de manera que me parece como si una mano grande, blanda, mullida, caliente, suave, estuviera sujetando mi polla, dando apretones de distinta intensidad, haciéndome un pajote de categoría, bueno de verdad. Ya estoy necesitado de correrme, pero me resulta tan cojonudo este ritmo que no quiero aumentar la velocidad de la follada.
Encarna lleva ya un rato masajeándose el clítoris con tres dedos de la mano derecha, gimiendo en voz alta, respirando con fuerza, aumentando la velocidad del movimiento de pubis y caderas, obligándome a mí a ir más deprisa en la penetración, y también a Elena, quien no ha dejado ni un momento de meter y sacar el consolador en mi culo, hablando en voz alta, llamándome de todo —maricón es su insulto preferido— y poniendo a su amiga deperra salida para arriba.
Me corro sin avisar, le pido a Elena que me saque el consolador, lo que hace de un rápido tirón, doy un largo suave grito y eyaculo dentro del chocho de Encarna echando mi semen lentamente, con poca fuerza, ...
... durante muchos segundos, en una corrida muy larga y tremendamente sentida. Cierro los ojos, me quedo quieto atacado por el sopor y la calma propios de una excelente eyaculación, y sólo perturba mi tranquilidad el tremendo grito que da Encarna al correrse, con un orgasmo que también parece durar mucho tiempo a tenor de los muchos e incontrolados pellizcos, muchos suaves y algunos más fuertes, que siento en la pollamorcillonaprovocados por sus espasmos vaginales. Relaja el cuerpo, hace que saque la polla de su coño y queda intentando recuperar la todavía agitada respiración.
Elena enciende un cigarrillo, nos llama cabrones porque dice que la hemos dejado tirada sin correrse, aunque ni siquiera hace intención de masturbarse, y los cuatro quedamos tranquilos durante un buen rato, sin hablar, adormilados.
La tarde ha continuado por los caminos del sexo, cada oveja con su pareja, pero viendo y escuchando la follada de los otros. Tras oír y sentir a Elena correrse con mi polla bien dentro del coño, me he terminado con la mano viendo moverse a Encarna encima de Miguel, como si estuviera montada en un toro mecánico, dando un largo y alto grito final que parece de agonía más que de placer.
Estoy apuntado a un gimnasio en el que dos tardes por semana nos reunimos aquellos que practicamos boxeo, somos menos de veinte. Dan clases un par de maduros antiguos preparadores profesionales y aparecen a menudo boxeadores en activo, algunos conocidos entre los aficionados. Hay buen ambiente y ...