1. Una segunda vez en el taller


    Fecha: 02/03/2021, Categorías: Anal Sexo con Maduras Voyerismo Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Habían pasado unos pocos días desde que mi antiguo amigo Andrés, el mecánico del barrio, había sodomizado a mi esposa en nuestra propia cama matrimonial.Anita me dijo que todavía le ardía y le dolía bastante su delicado culo por tanto maltrato; pero a y redondeada cola, pero además me confesó que lo había disfrutado muchísimo y no podía esperar a volver a experimentar esa sensación otra vez.El sábado siguiente yo estaba libre y pasé a buscarla por el gimnasio donde ella entrenaba. Volvimos a casa caminando y sin darnos cuenta, pasamos frente al taller de Andrés, quien nos reconoció a lo lejos y nos llamó sonriendo con cara de satisfacción.A mí apenas me saludó con un gesto de cabeza, mientras abrazaba a Ana, le palpaba el culo con ambas manos y le comía la boca en un beso interminable.Ella no se resistió demasiado y se dejó llevar.Andrés nos condujo hasta el fondo del local, que a esa hora ya estaba vacío, empujando a Anita contra el capot de uno de los automóviles en reparación.Ella pareció un poco sorprendida, pero enseguida pude notar una expresión de deseo y calentura en su mirada.Andrés no dijo nada más, se acercó a mi esposa y le sostuvo la cabeza hacia abajo aferrándola del cuello, mientras con la otra mano libre le deslizaba las calzas de gimnasia hasta las rodillas.Se quedó con la boca abierta mientras observaba la diminuta tanga blanca de Anita enterrada entre sus redondos y firmes glúteos.Al instante comenzó a pegarle fuertes palmadas sobre esa perfecta cola, ...
    ... mientras ella dejaba escapar gemidos y quejidos de dolor…Mientras sucedía esto, yo me había ubicado a un costado de ellos, tocándome la verga ya endurecida por la visión de mi esposa siendo humillada y sometida por aquel tipo tan bruto.Cuando se cansó de darle cachetadas a la cola, Andrés tomó una de las tiras de la tanga y la desgarró, arrancándola en jirones del cuerpo de Anita. Antes de guardárselos como un recuerdo en un bolsillo, olfateó la esencia y el sudor de mi esposa en ellos.Le separó las piernas con uno de sus pies y hundió un par de sus enormes dedos en la humedecida concha de mi delicada mujercita, que lanzó un grito de sorpresa y no tanto de dolor, ya que parecía estar bastante lubricada con sus propios fluidos.El muy turro notó ese detalle, porque me miró sonriente, diciendo;“Parece que esta putita estaba esperando que la cogiera otra vez”“Vos podrías pedirme que me la coja, dale, no la hagas esperar…”Miré a Anita, apoyada sobre el capot con su culo al aire, ya sin ofrecer resistencia, totalmente entregada a los deseos de ese bruto.Ella me pidió con una mirada suplicante que yo accediera; podía notar en sus ojos el deseo incontenible que tenía de ser otra vez humillada y bien cogida con brutalidad y sin misericordia…Le pedí entonces a ese hijo de puta si podía cogérsela…El mecánico se desprendió sus pantalones y otra vez vi asomarse la enorme verga con la cual había sodomizado a mi mujer; ya la tenía rígida y lista para darle otra cogida memorable.El hijo de puta ...
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