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Mi adolescencia (Capítulo 47)
Fecha: 03/03/2021, Categorías: Confesiones Autor: Adolescente, Fuente: CuentoRelatos
... se empezó a acelerar. Pues cuando quise darme cuenta Iñigo estaba desabrochándome el cinturón marrón que llevaba y abriendo el pantalón. Me puse muy frenética con esto. Quise pararle. Era una locura. Una locura total. Estábamos en medio de una calle de un pueblo y cualquiera podía vernos. Vale que diluviaba muchísimo pero eso no era motivo suficiente para pasarnos tanto y desmadrarnos tanto. Intenté quejarme. De nada sirvió. Cuando quise ya pararle los pies ya me había bajado el pantalón y me estaba colocando para introducir su pene erecto dentro de mí. Y así fue. Empezó a embestirme por detrás una y otra vez al tiempo que no dejaba de tocarme las tetas por encima de la camisa. Todo era muy erótico y embriagador: la incesante lluvia, el morbo de llevar la ropa de Pilar en esa foto, el hacerlo casi en el mismo sitio que la foto y, sobre todo, el riesgo de que alguien nos pudiese ver. Visto objetivamente era un riesgo grandísimo, ahora me parece una locura total, pero en su día me dejé llevar y no pensé en la posible gente que pudo pasar por allí bajo la lluvia. De repente Iñigo paró en seco, y me giró, tiro del pañuelo rosa hacía abajo para forzarme a arrodillarme, estaba claro que quería una felación pero ahí yo me puse firme y le paré los pies. Le dije un rotundo “No”. Eso le paralizó. Más que por el medio grito que le pegue por la mirada que le eché. Porque le eché la misma mirada que el día del incidente en el ascensor y le di a comprender, solo con mi mirada, que si ...
... seguía en ese plan iba a cabrearme como aquel día y que es posible que esta vez ya no hubiese arreglo. Sentí su miedo. Pude ver su miedo en sus ojos. Se paralizó. Lo cierto es que estaba un poco ridículo empapado por la lluvia y con el pene erecto apuntando hacia mí. No quise darle tiempo ni para que se lo pensara. Ya habíamos tenido suficiente morbo para una tarde. Ya había complacido de sobra el morbo por la foto de Pilar vestida así en ese mismo sitio. Ya no iba a consentirle más. Una cosa es que nos dejásemos llevar por las fantasías y otra que se ciegue tanto que me obligué sumisamente a hacer cosas que yo no quería. Por lo que me subí las braguitas y el pantalón blanco, me metí la camisa por dentro, me abroché el cinturón marrón y volví a mirarle. Él tardó en reaccionar. Estaba frustrado aún con el pene erecto que no menguaba pero mi determinación era firme. Por lo que empezó a vestirse. Y vaya que sí le costó, porque el pene no dejó de estar muy erecto todo el rato y le costó meterlo por dentro del pantalón. No me gustaba frustrarle sexualmente, pero había ciertos límites que no había que pasar. Era inevitable que al cortarle el rollo así se viene Iñigo abajo anímicamente y le diese un bajón. Pues durante todo el camino de vuelta en coche a casa no dijo ni una palabra. Aunque, a decir verdad, tampoco me apetecía mucho a mí hablar. Solo quería llegar a mi casa. Quitarme esa ropa empapada de la lluvia y darme una ducha caliente. Con el calentón sexual no nos dimos ...